Estamos ya al borde de las 80 rondas, aunque esta última vale por unas cuantas. Empecé el día 12 de Febrero y acabé el día 11 de Marzo (28 días!), y usé 50 mg de ALA cada 1.5 horas. Prácticamente no hice descanso tras la anterior. ¿Cómo se le ocurre a alguien parar una ronda el día antes de un examen de fin de carrera?
Antes de empezar, llegaba la niebla mental, el dolor de nuca y empezó a amenazar la depresión, así que comencé con 50 mg de ALA cada 1.5 horas y 25 de DMSA cada 3 horas (esto último sólo los 3 primeros días). El primer día al despertarme noté la cabeza bastante bien. La providencia me permitió hacer el examen sin problemas cognitivos, aunque eso sí, la tensión propia de la situación no la quitan los quelantes. El segundo día bien. El tercero dejé de tomar DMSA y a las 6-8 horas tomando sólo ALA ya noté algo más de torrija mental. El cuarto día bien. El quinto algún ligero pinchazo muscular, sin importancia. El sexto muy ligeras molestias en las encías durante la noche. Los días posteriores ni me enteré de que estaba quelando salvo porque me tenía que tomarme la pastilla cada 1.5 horas. El 17º día me pasé al ALA de Kirkman porque se me acabó el de Source Naturals y no hubo problema. El 19º día me comí un paquete de salchichas con glutamato monosódico (E-621) y me dió una niebla mental importante, que se me pasó en 4-5 horas. El 24º día doblé la dosis de zinc a 25 mg con cada comida, y al poco tiempo empezó el dolor de nuca. Luego me pasé al ALA de Puritan's Pride, y no noté nada nuevo. Los últimos tres días empecé a tomar melatonina a ver si era capaz de sincronizar el sueño (300 mcg tan solo) pero esas noches tuve más hormigueos por el tórax y luego síntomas cardiacos, así que dejé de tomarla y paré la ronda.
Durante la posronda, el primer día me noté mejor de los síntomas cardiacos, pero más irritable. El segundo día algunos hormigueos y de nuevo aparecieron síntomas cardiacos. El tercer día algo irritable. El cuarto se me volvió loco el ritmo circadiano, me desperté y me volví a dormir como 6 veces, en horarios al revés de los que venía teniendo, después las mismas sensaciones anteriores; palpitaciones, pequeños pinchazos y sensación de inflamación en el corazón. El quinto día seguían los síntomas cardiacos, ligeros, pero como siempre que se trata del corazón, preocupantes. El sexto día un ligero dolor de nuca. Tras una semana de descanso empecé otra ronda.
Conclusiones.
Antes de empezar esta ronda pensé que usar el ALA cada 3 horas tal vez no fuese la mejor opción. He hecho pocas pruebas en cuanto a aumentar la frecuencia de los quelantes, salvo alguna ronda al principio, cuando todavía me
afectaba mucho. Hay algún estudio que muestra que la semivida de eliminación del ALA en la sangre es de unos 30 minutos, y si esto es así, con un sencillo cálculo se deduce que tras 6 semividas (3 horas), su concentración no superaría el 2% del pico, lo cual supondría redistribución entre dosis sucesivas. En las últimas rondas también me había parecido que con 100 mg de ALA cada 3 horas la cosa iba mejor que con 50 mg cada 3 horas, lo cual parece contrario a lo que dice Cutler, y me hacía pensar que podría deberse a la mayor concentración sanguinea que se produce entre dosis con 100 mg. Después de esta ronda me parece que aumentar la frecuencia es buena idea, ya que con 50 mg cada 1.5 horas me encontré tan bien como con 100 mg cada 3 horas. Tendría que probar también si con 25 mg cada 1.5 horas me encuentro mejor que con 50 mg cada 3 horas.
La otra idea era que dado que los peores síntomas aparecen durante la posronda, sería mejor hacer rondas más largas, pero ¿cuanto es posible? El principal problema de alargar las rondas es la privación del sueño. Despertarse cada 1.5 o 2 horas cada noche es muy complicado a largo plazo. El cuerpo termina por automatizarlo y luego ya no hace falta ni que suene la alarma, él sólo se despierta unos minutos antes. Durante un periodo de vacaciones o estando desempleado se puede sobrellevar pero teniendo que trabajar es muy complicado. Es una pena que todavía no haya ningún ALA de liberación prolongada con una farmacocinética bien conocida. El otro problema potencial son los efectos colaterales del uso del ALA sobre el resto de metales, como el cobre o el zinc, que aunque según Cutler en la práctica no llega a suponer un problema, creo que hay que tener cautela. Y por último, me parece que al alargar las rondas, las posrondas también pueden ser peores.