Dentro de un rato iré al dentista para que me reemplace dos amalgamas más. El plan es ir quitándolas de dos en dos, dada la localización donde se encuentran (en mi caso quedan 2 juntas en el maxilar superior derecho y otras 4 juntas en el maxilar superior izquierdo), y dejar unos 15 días entre cada par de extracciones. Así se producirá una exposición menos intensa al mercurio y aunque menos importante, también será menor la cantidad de anestesia necesaria.
Yo lo haré así, pero probablemente haya quien prefiera dejar pasar más tiempo entre extracciones o no hacer más de una extracción por sesión; no ya por el desembolso económico que supone ir al dentista, sino por seguridad. A mi, tomando las medidas de seguridad adecuadas durante la extracción, quince días me parece un plazo razonable, aunque supongo que también puede depender del estado de salud en que se encuentre la persona.
Evitar la exposición al mercurio durante la extracción de las amalgamas es muy importante. Dada la toxicidad del mercurio, no se deben tragar restos de amalgama (es importante enjuagarse bien la boca tras la extracción sea con o sin dique de goma), pero es más importante aún no respirar el polvo que se produce durante el fresado, pues hay que tener presente que a través de la via respiratoria la cantidad de mercurio que se absorbe es del 75-85% mientras que por la vía digestiva es menor del 10%. No obstante, existen bacterias en la saliva y en el intestino capaces de metilar este mercurio, por lo que su absorción digestiva podría ser en parte mayor (el metilmercurio se absorbe intestinalmente en un 95%). Por esto, cualquier persona que vaya a reemplazar sus amalgamas debe tener mucho cuidado de no respirar este polvo, y tomar las medidas necesarias si el odontólogo no las toma. Es la obligación de cualquier odontólogo velar tanto por la seguridad de sus pacientes como por la suya propia.
Extracción de molar en maxilar superior derecho. |
Recalco todo esto porque la extración segura que me había confirmado la odontóloga por teléfono, luego no fue tal. En la primera amalgama que me extraje, utilizó una mascarilla de papel como las que venden en la farmacia colocada en la nariz para "evitar" que respirara el polvo, aunque si utilizó el dique de goma, es decir, que falló en lo más importante. Más allá de lo que diga el protocolo de extracción segura de amalgamas de la IAOMT, -que estaría muy bien que se aplicara en las clínicas de España- lo que parece evidente es que una mascarilla de papel es insuficiente. De hecho creo que es peor que no usar nada. Pude comprobar que aunque no respiraba durante el fresado (que es cuando más polvo se produce), se acumulaba polvo en el interior de la mascarilla (entraba por los laterales) y evidentemente, al respirar, eso iba a los pulmones.
Máscara nasal CPAP |
Dicho lo anterior, en circunstancias de urgencia y dado que la economía no está como para andarse con finezas, me hago a la idea de que hay que ser pragmático, comprender que vivimos en España y adaptarse a las circunstancias. Así que con eso en mente, he optado por solucionar la situación con un poco de imaginación. Después del incidente busqué algún invento y encontré unas mascarillas nasales que se adaptan perfectamente a este fin, que es disponer durante las extracciones de una vía de aire alternativa y alejada de la cavidad oral. Se llaman máscaras nasales CPAP y se pueden conseguir en eBay por poco dinero. Yo la he comprado por unos 80 EUR, aunque su precio habitual suele ser algo mayor (ver foto).
En algunos modelos de mascarilla (como esta) hay que tapar con cinta unos agujeros
pequeños que puede tener en la pieza que se coloca en la nariz, y así
asegurarse de que la única vía por que la entre aire sea el tubo de
oxigeno. Al tubo de respiración se le puede acoplar otro más largo por si fuera conveniente tomar el aire de fuera de la clínica. Su finalidad realmente es la de conectarlo a un generador de oxígeno y evitar la apnea del sueño, pero para realizar extracción de amalgamas no es en absoluto necesario ningún generador de oxígeno; cualquier aire sin una alta concentración de mercurio (no como el que sale de la cavidad oral durante el fresado) es el único que necesitamos.
Si alguien se encuentra en una ciudad pequeña donde no haya odontólogos que utilicen un protocolo de extracción segura de amalgamas dentales (es difícil encontrarlos incluso en las grandes), o si se tiene que extraer muchas amalgamas y los odontólogos "seguros" le piden un riñón y medio, esta puede ser una solución sencilla y útil que le saque del apuro sin crearle problemas mayores, y tal vez incluso ayude a su odontólogo a darse cuenta de que no es ni tan complicado ni tan caro usar algunas medidas de seguridad.
Como una vez hayas acabado con las extracciones esta mascarilla ya no te servirá para nada más, es posible que puedas acordar su venta o intercambio por alguna restauración con el odontólogo (o bien regalarla si eres muy desprendido). Pero para ello tendrás que explicarle con toda tu paciencia que la extracción insegura de amalgamas dentales expone innecesariamente a los pacientes a un agente altamente tóxico, como es el mercurio, y que es su obligación protegerles. Si consegues que ese odontólogo empiece a usar medidas de seguridad para la extracción de amalgamas puedes estar evitándole sufrimientos a otros pacientes que vengan después.
No hay que olvidar que aún a día de hoy la postura oficial de colegios y asociaciones de odontología es que la amalgama dental es segura (excluyendo toda la evidencia científica y casos que muestran lo contrario), y no se plantea protección alguna para el paciente ni durante restauraciones ni durante extracciones (a menudo ni siquiera se recomienda su reemplazo, entrando en contradicción con lo que se considera el tiempo de vida útil de una amalgama dental). Todo esto no se plantea porque supone reconocer oficialmente que la amalgama de "plata" no es un material seguro para hacer restauraciones dentales, como tampoco lo eran las viejas amalgamas de cobre, peores aún, y ya en desuso. Mientras tanto, muchos odontólogos siguen en la más absoluta ignorancia.
15-01-2013 NOTA AÑADIDA.
En estos post no fui escribiendo nada sobre los síntomas que tenía, pero por entonces tenía dolores en la articulación temporo-mandivular (trastorno de la ATM) que actualmente han desaparecido. También tenía sinusitis (obstrucción de los orificios nasales), creo que por hongos, lo cual también ha desaparecido. Se me acentuaron los pitidos en los oidos, la tensión muscular y los hormigueos por el cuerpo.
En estos post no fui escribiendo nada sobre los síntomas que tenía, pero por entonces tenía dolores en la articulación temporo-mandivular (trastorno de la ATM) que actualmente han desaparecido. También tenía sinusitis (obstrucción de los orificios nasales), creo que por hongos, lo cual también ha desaparecido. Se me acentuaron los pitidos en los oidos, la tensión muscular y los hormigueos por el cuerpo.