Como se puede ver en mis análisis de pelo de hace 10 años, de hace 1 año y de ahora (
1,
2 y
3), el aluminio siempre se ha encontrado en concentraciones algo elevadas, sobre todo hace 10 años. En la intoxicación por mercurio es frecuente que haya una mayor retención de aluminio, y a menudo de otros metales. Su aumento en el tejido cerebral, al igual que el plomo o el mercurio, se ha relacionado con enfermedades de caracter neurodegenerativo,
especialmente con la enfermedad de Alzheimer (Rondeau et al, 2000). En casos como el mío, donde se retendrá más de normal, parece razonable disminuir la exposición en lo posible.
El aluminio no tiene ninguna función biológica, sin embargo el consumo habitual de una persona es de entre 11 y 90 mg a la semana (incluso 238 mg en China). No hay un límite de exposición bien definido; aunque la OMS recomienda no exceder las dosis comunes de entre 1 y 7 mg/kg semanales. La Autoridad Europea Alimentaria (EFSA) recomendó en 2008 reducir la ingesta semanal tolerable (IST) a 1 mg/kg a la semana. El intestino absorbe un 0.3% aproximadamente y la piel menos de un 0.07%. Su ingesta en ayunas y el citrato aumentan su absorción en el intestino, y hay resultados contradictorios sobre la capacidad del ácido silícico y del silicio reduciéndola. Su concentración en la sangre suele estar entre 18 y 27 ug/L, pero en las personas con insuficiencia renal se multiplica al menos por 2-3, ya que se excreta principalmente en la orina y sólo un 3% en la bilis. El DFO (deferreoxamina) aumenta su excrección y es el agente quelante que se usa frecuentemente en intoxicaciones por aluminio y en pacientes de diálisis (para evitar la encefalopatía de diálisis), sin embargo puede tener importantes efectos secundarios por lo que en personas sanas no es buena idea usarlo como medio "preventivo".
Las principales fuentes de exposición al aluminio para la población son el agua, los alimentos, los medicamentos antiácido a base de hidróxido de aluminio, las vacunas con hidróxido de aluminio, fosfato de aluminio o sulfato de aluminio y potasio, los utensilios de cocina (ver
aquí), y los productos de aseo con antitranspirante a base de clorhidrato de aluminio.
Los medicamentos antiácido son los que mayor cantidad de aluminio contienen; entre 80 y 400 mg por dosis, lo que tomándolo 3-4 veces al día como se suele prescribir, puede suponer una dosis absorbida de entre 720 y 4800 ug/día.
A través de los utensilios de cocina, por ejemplo, una persona que beba diariamente 2 cafés hechos en cafetera de aluminio puede aumentar su
dosis absorbida en unos 0.9 ug/día. También las sartenes de aluminio sin revestimiento liberan este elemento, especialmente al cocinar tomate u otras sustancias ácidas. (JC Luján, 2010). En las carnes y otros alimentos horneados con papel de aluminio la concentración de este elemento aumenta entre un 76% y un 378%. (Turhan S, 2006) En general cuando el papel de aluminio está en contacto con líquidos se produce una transferencia de aluminio, especialmente en medios acuosos y ácidos y con el aumento de la temperatura. (Ojha P et al, 2007)
El clorhidrato de aluminio de los antitranspirantes se absorbe póbremente vía dérmica, pero si se usa diariamente puede suponer una dosis absorbida de unos 4 ug/día (Flarend R et al, 2001). En un estudio se ha observado la desaparición de extrasístoles ventriculares en el 76% de las personas que abandonaron el uso de estos antitranspirantes sin ningún otro método de curación. (F Bermúdez A et al, 2000)
En cuanto a las vacunas (principalmente difteria, tétanos, pertussis, hepatitis A y B, virus del papiloma, neumococo, antrax, rabia...), contienen
entre 300 y 1500 ug de aluminio por dosis, lo que sumando todas las
vacunaciones a lo largo de la vida podrían suponer 15000 ug, de las cuales unos 4000 ug se inyectan durante los primeros 6 meses de vida. Estas dosis se absorben por
completo al entrar vía subcutanea, aunque no se distribuye a la sangre inmediatamente. Las sales de aluminio se han usado en las vacunas durante los últimos 70 años como
coadyuvante. Los efectos del hidróxido de aluminio y otras sales de aluminio sobre el sistema inmune no son del todo conocidos, pero se sabe que estimulan los monocitos para que produzcan citoquinas de efecto proinflamatorio, las cuales activan a los linfocitos T. (Ulanova M et al, 2001)
En el tratamiento de las aguas de piscinas y de consumo humano se usan sales de aluminio como
floculante, por lo general sulfato de aluminio, a fin de eliminar sólidos en suspension (partículas de más de 0,1 um), lo que ocasiona un aumento de su concentración en el grifo del consumidor. La recomendación de la OMS es de mantenerlo por debajo de 100-200 ug/L. En el último informe de calidad del agua de consumo humano en España (
SINAC, 2011) se ve que durante el 2011 la concentración de aluminio en las aguas españolas fue de entre 0 y 4057 ug/L con un promedio de 53 ug/L, el 85% por debajo de 100 ug/L, y el 98.8% por debajo de 200 ug/L. Se ve también que en promedio estas cifras no han cambiado demasiado durante los últimos 10 años, habiendo sufrido un ligero descenso de unos 10 ug/L, poco significativo. Suponiendo un consumo de 2 litros de agua al día, la dosis absorbida es de 0.3 ug/día en el caso promedio y por lo general menos de 1.2 ug/día.
En cuanto a los alimentos, la mayor parte del aluminio que se puede encontrar en ellos se debe a las técnicas de procesado industrial y especialmente a aditivos alimentarios. Algunos de los alimentos con una mayor concentración de aluminio son el cacao en polvo, el chocolate, el té, las pizzas congeladas, los quesos procesados y los productos de confitería, repostería y panadería. Se encuentra también en el envase de algunos alimentos (tetrabriks, latas, bandejas de precocinados...), aunque como me explicó el Dr. Luján (ver
aquí), las latas de refresco no liberan aluminio en su interior, y los tetrabriks tampoco lo hacen ya que incorporan un recubrimiento plástico.
A continuación he recogido medidas de aluminio en algunas de las bebidas y comidas que más suelen contener. Como se puede ver las variaciones son muy grandes ya que depende mucho del lugar de procedencia, del proceso que se haya seguido en su elaboración y de los aditivos alimentarios usados.
Bebida |
Mínimo (ug/L) |
Máximo (ug/L) |
Promedio (ug/L) |
Zumos de frutas (los más altos son zumo de cereza y de manzana) |
400 |
47000 |
3000 |
Vino |
400 |
15000 |
2000 |
Cerveza |
400 |
4200 |
500 |
Fórmulas infantiles para lactantes (leche y basadas en soja) |
155 |
756 |
- |
Alimento |
Mínimo (ug/g) |
Máximo (ug/g) |
Promedio (ug/g) |
Cacao en polvo |
80 |
312 |
165 |
Premezclas de panadería (para tortitas, magdalenas, bizcochos, donuts, crepes, gofres...) |
1 |
737 |
51 |
Sal (por el uso de agente antiaglomerante) |
0 |
260 |
52 |
Chocolate |
6 |
150 |
48 |
Snacks y productos de levadura |
2 |
330 |
46 |
Té de hierbas |
14 |
67 |
40 |
Productos de panadería fina en bandejas de aluminio |
1 |
537 |
19 |
Confitería (caramelos, golosinas, chocolatinas...) |
1 |
184 |
17 |
Galletas saladas y otras galletas savorizadas |
2 |
218 |
13 |
Pasta |
1 |
76 |
10 |
Malta |
1 |
12 |
7 |
Quesos |
0 |
20 |
4 |
Para calcular la dosis absorbida al ingerir uno de estos alimentos basta multiplicar la cantidad de alimento en gramos por la concentración de aluminio en el alimento, y esto por el factor de absorción intestinal, que es 0.003. Por ejemplo, al comer 100 gramos de chocolate (con una concentración de aluminio promedio), la dosis absorbida es de 100 g x 48 ug/g x 0.003 = 14.4 ug. Para las bebidas se puede proceder de manera similar cambiando gramos por litros.
Es de remarcar la concentración de aluminio en las fórmulas infantiles para lactantes, que en niños de 6 meses pueden suponer una dosis absorbida de
entre 0.6 y 1.8 ug/día, excediendo en muchos casos los límites establecidos para el agua. (Burrell SA et al, 2010; Chuchu N et al, 2013).
Aunque no es suficiente para identificar todos los alimentos que contienen aluminio, se puede tener total seguridad de que un alimento contiene aluminio añadido si en su etiqueta se encuentra alguno de los siguientes aditivos:
- E173 (Aluminio)
- E520 (Sulfato de aluminio)
- E521 (Sulfato de aluminio y sodio)
- E522 (Sulfato de aluminio y potasio)
- E523 (Sulfato de aluminio y amonio)
- E541 (Fosfato de aluminio y sodio)
- E554 (Silicato de aluminio y sodio)
- E555 (Silicato de aluminio y potasio)
- E556 (Silicato de aluminio y calcio)
- E559 (Silicato de aluminio o Kaolin)
- E1452 (Octenil succinato de aluminio)
Visto todo lo anterior, salvo raras excepciones, en adultos el agua tan sólo supone una parte pequeña de la ingesta total; los medicamentos antiácido de aluminio y los alimentos son la principal fuente de exposición para la población general.
Las vacunas son una fuente de exposición importante, especialmente en niños, dada la alta cantidad inyectada en poco tiempo, su total absorción y los efectos poco conocidos que esto puede tener sobre un sistema inmune que aún está aprendiendo a reconocer a los patógenos y un sistema nervioso que aún está en desarrollo. A ello se puede sumar el aluminio de las fórmulas infantiles para lactantes y los probables efectos sinérgicos del aluminio con el etilmercurio, que durante mucho tiempo ha estado presente en la mayoría de vacunas sin haber sido suficiéntemente estudiado, lo cual supone un riesgo a evitar. (Dórea JG et al, 2010).
Bilbiografía.
Domingo JL, Gómez M, Llobet JM, Corbella J. (1988).
Comparative effects of several chelating agents on the toxicity,
distribution and excretion of aluminium. Hum Toxicol. 1988
May;7(3):259-62.
Pennington JA. (1988). Aluminium content of foods and diets. Food Addit Contam. 1988 Apr-Jun;5(2):161-232.
World Health Organization (1999). Aluminium in Drinking-water.
Guidelines for drinking-water quality, 2nd ed. Addendum to Vol. 2.
Health criteria and other supporting information.
Rondeau V, Commenges D, Jacqmin-Gadda H, Dartigues JF. (2000). Relation between aluminum concentrations in drinking water and Alzheimer's disease: an 8-year follow-up study. Am J Epidemiol. 2000 Jul 1;152(1):59-66.
F Bermúdez A, V Bermúdez P,C Cano P, M Medina R, M Núñez P, A Pérez L, A Souki R, M E Vargas, N Reyna, H Restrepo, H Seyfi, M Ambard y U Andrade. (2000). El desodorante antitranspirante y su efecto Arritmogénico por acción del Aluminio. Experiencia Clínica y Electrocardiográfica en 1.500 pacientes. AVFT v.19 n.2 Caracas jul. 2000.
Ulanova M, Tarkowski A, Hahn-Zoric M, Hanson LA (2001). The Common vaccine adjuvant aluminum hydroxide up-regulates accessory properties of human monocytes via an interleukin-4-dependent mechanism. Infect Immun. 2001 Feb;69(2):1151-9.
Flarend R, Bin T, Elmore D, Hem SL. (2001). A preliminary study of the dermal absorption of aluminium from antiperspirants using aluminium-26. Food Chem Toxicol. 2001 Feb;39(2):163-8.
Saiyed SM, Yokel RA. (2005). Aluminium content of some foods and food products in the USA, with aluminium food additives. Food Addit Contam. 2005 Mar;22(3):234-44.
Turhan S. (2006). Aluminium contents in baked meats wrapped in aluminium foil. Meat Sci. 2006 Dec;74(4):644-7. doi: 10.1016/j.meatsci.2006.03.031. Epub 2006 Jul 11.
Ojha P, Ojha CS, Sharma VP. (2007). Influence of physico-chemical factors on leaching of chemical additives from aluminium foils used for packaging of food materials. J Environ Sci Eng. 2007 Jan;49(1):62-6.
Food and Environmental Hygiene Department. Centre for Food Safety.
The Government of the Hong Kong Special Administrative Region (2009).
Aluminium in food. Risk Assessment Studies. Report No. 35. Chemical Hazard Evaluation.
JC Luján (2010). Ingesta de aluminio al cocinar alimentos y hervir agua con utensilios domésticos. Revista Tecnología y Ciencia Año 9 – Nº 18.
Burrell SA, Exley C. (2010). There is (still) too much aluminium in infant formulas. BMC Pediatr. 2010 Aug 31;10:63. doi: 10.1186/1471-2431-10-63.
Dórea JG, Marques RC. (2010). Infants' exposure to aluminum from vaccines and breast milk during the first 6 months. J Expo Sci Environ Epidemiol. 2010 Nov;20(7):598-601. doi: 10.1038/jes.2009.64. Epub 2009 Dec 16.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España, SINAC (2011). Calidad del agua de consumo humano en España. Informe Técnico.
Ogimoto M, Suzuki K, Kabashima J, Nakazato M, Uematsu Y. (2012). Aluminium content in foods with aluminium-containing food additives. Shokuhin Eiseigaku Zasshi. 2012;53(1):57-62.
Chuchu N, Patel B, Sebastian B, Exley C. (2013) The aluminium content of infant formulas remains too high. BMC Pediatr. 2013 Oct 8;13:162. doi: 10.1186/1471-2431-13-162.
Ultima actualización: 20 de Noviembre de 2013.