martes, 26 de noviembre de 2013

43ª ronda con DMSA + ALA

   En esta ronda he vuelto a 50 mg de ALA y 25 mg de DMSA cada 3 horas, junto con 11 mg de caprilato de zinc por la mañana y otros 11 mg por la noche. He estado desde el día 19 hasta el 22 (4 días).

   Durante los días de ronda me adherí estrictamente a los alimentos que sé que no me dan problemas (lechuga, zanahoria, calabacín, arroz, patata, seitán, carne, naranja y plátano), y estuve bien todos los días, sin molestias de ningún tipo, ni siquiera hormigueos al despertar, nada. De hecho hice cuatro días en vez de tres como suelo hacer a la espera de que el DMSA o el zinc me dieran algún problema, pero la verdad es que no pasó nada. Me sorprende que ya no siento molestias en las encías durante las rondas, ni con DMSA ni sin él.

   El primer día después de la ronda tuve hormigueo al despertar. Durante la postronda he comido bastantes cereales (pasta, trigo inflado...), que siguen sin irme demasiado bien. El segundo día también tuve hormigueo al despertar y bastantes gases. El tercer día seguí con gases. Ayer comí mucho queso en la cena y cereales de maíz y cuando me acosté tenía unos pitidos en los oídos bastante intensos; por la mañana me desperté varias veces con sensación de hormigueo y como de "resaca".

   La conclusión es que definitivamente parece que el DMSA no me da problemas al tomarlo junto con zinc, y el zinc no me da problemas tomándolo junto con DMSA. Sin embargo, me pregunto si alguna vez podré volver a comer de todo sin problema...

martes, 19 de noviembre de 2013

42ª ronda con ALA

   Esta ronda la hice del 8 al 12 (5 días) con 50 mg de ALA cada 3 horas. Empecé la ronda justo a los tres días de acabar la anterior. El primer y el segundo día no tuve ningún síntoma. Los días tercero y cuarto dolor en la nuca en distintos momentos. El quinto día sensación de vibración/hormigueo por el torso al despertarme durante la noche, por lo demás bien.

   El primer día tras la ronda algo de inquietud. Los días segundo y tercero todo bien. El cuarto otra vez algo de dolor de nuca e inflamación en el interior de las fosas nasales (en la cavidad izquierda). El quinto día obstrucción nasal y mocos de tipo líquido, como si me estuviera resfriando. En cuanto noté los síntomas de posible resfriado (al fin y al cabo ha llegado el frío) tomé zinc y mucha vitamina C. Hoy (sexto día) es como si se hubiese detenido el resfriado. Han desaparecido los mocos y la obstrucción y la inflamación en el interior de las fosas nasales también parece resuelto. La inflamación no me parece que sea  producto de un resfriado, pero bueno, ahí queda. Hoy he empezado otra ronda, ya haré la entrada cuando acabe.

lunes, 18 de noviembre de 2013

41ª ronda con DMSA + ALA

   Esta entrada va con un poco de retraso porque he estado bastante liado últimamente, pero ahí voy con lo que apunté. Hice la ronda el mes pasado, del día 28 al 30 (3 días) con 50 mg de ALA y 25 mg de DMSA cada 3 horas. La novedad fue probar a tomar zinc junto al DMSA para probar la hipótesis de que tal vez los síntomas que me produce el zinc sean por redistribución de mercurio (competencia de ligandos) y que los que me produce el DMSA sean realmente por una bajada de zinc (el DMSA aumenta su excrección en la orina), y los efectos que esto tiene en el sistema inmune. La idea era que si así fuese, al tomar ambos juntos y además ALA, no se produciría redistribución de mercurio, ya que se uniría a los quelantes, y el zinc suplementario repondría el perdido a causa del DMSA.

   En los días previos a empezar la ronda tomé 11 mg de zinc (caprilato) cada día y me produjo los síntomas de siempre, así que lo dejé y desaparecieron. Durante los tres días de ronda tomé 11 mg de zinc (también caprilato) por la mañana y otros 11 mg por la noche, para aumentar la absorción. Elegí el caprilato de zinc porque es parte del ácido caprílico, que suele dificultar el sobrecrecimiento de la población de hongos cándida en el intestino (favorecidos por el DMSA).

   Durante el primer día de ronda sólo al final noté algo de congestión en la cabeza, nada fuera de lo habitual. El segundo día estuve bien. El tercer día algo de sensación de vibración al despertarme, como en otras rondas. Ya por la noche, tras la última dosis de quelantes empezó a dolerme la nuca, y a las 5 horas ya era un dolor fuerte, con inquietud/nerviosismo.

   El primer día tras la ronda ya estaba mejor y paré el zinc. El segundo y siguientes también me encontré bien. No tuve ninguna de los síntomas típicos de las post-rondas con DMSA, y tampoco tuve los síntomas de cuando estoy varios días tomando zinc.

   Así que lo peor de esta ronda el dolor de nuca, que parece que se está haciendo frecuente durante las rondas. Tengo que seguir probando el efecto del zinc junto al DMSA, que a priori me parece positivo, distinto de cuando lo tomo sin DMSA.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Aluminio en alimentos, agua, antiácidos, vacunas, utensilios de cocina y antitranspirantes

   Como se puede ver en mis análisis de pelo de hace 10 años, de hace 1 año y de ahora (1, 2 y 3), el aluminio siempre se ha encontrado en concentraciones algo elevadas, sobre todo hace 10 años. En la intoxicación por mercurio es frecuente que haya una mayor retención de aluminio, y a menudo de otros metales. Su aumento en el tejido cerebral, al igual que el plomo o el mercurio, se ha relacionado con enfermedades de caracter neurodegenerativo, especialmente con la enfermedad de Alzheimer (Rondeau et al, 2000). En casos como el mío, donde se retendrá más de normal, parece razonable disminuir la exposición en lo posible.

   El aluminio no tiene ninguna función biológica, sin embargo el consumo habitual de una persona es de entre 11 y 90 mg a la semana (incluso 238 mg en China). No hay un límite de exposición bien definido; aunque la OMS recomienda no exceder las dosis comunes de entre 1 y 7 mg/kg semanales. La Autoridad Europea Alimentaria (EFSA) recomendó en 2008 reducir la ingesta semanal tolerable (IST) a 1 mg/kg a la semana. El intestino absorbe un 0.3% aproximadamente y la piel menos de un 0.07%. Su ingesta en ayunas y el citrato aumentan su absorción en el intestino, y hay resultados contradictorios sobre la capacidad del ácido silícico y del silicio reduciéndola. Su concentración en la sangre suele estar entre 18 y 27 ug/L, pero en las personas con insuficiencia renal se multiplica al menos por 2-3, ya que se excreta principalmente en la orina y sólo un 3% en la bilis. El DFO (deferreoxamina) aumenta su excrección y es el agente quelante que se usa frecuentemente en intoxicaciones por aluminio y en pacientes de diálisis (para evitar la encefalopatía de diálisis), sin embargo puede tener importantes efectos secundarios por lo que en personas sanas no es buena idea usarlo como medio "preventivo".

   Las principales fuentes de exposición al aluminio para la población son el agua, los alimentos, los medicamentos antiácido a base de hidróxido de aluminio, las vacunas con hidróxido de aluminio, fosfato de aluminio o sulfato de aluminio y potasio, los utensilios de cocina (ver aquí), y los productos de aseo con antitranspirante a base de clorhidrato de aluminio.

   Los medicamentos antiácido son los que mayor cantidad de aluminio contienen; entre 80 y 400 mg por dosis, lo que tomándolo 3-4 veces al día como se suele prescribir, puede suponer una dosis absorbida de entre 720 y 4800 ug/día.

   A través de los utensilios de cocina, por ejemplo, una persona que beba diariamente 2 cafés hechos en cafetera de aluminio puede aumentar su dosis absorbida en unos 0.9 ug/día. También las sartenes de aluminio sin revestimiento liberan este elemento, especialmente al cocinar tomate u otras sustancias ácidas. (JC Luján, 2010). En las carnes y otros alimentos horneados con papel de aluminio la concentración de este elemento aumenta entre un 76% y un 378%. (Turhan S, 2006) En general cuando el papel de aluminio está en contacto con líquidos se produce una transferencia de aluminio, especialmente en medios acuosos y ácidos y con el aumento de la temperatura. (Ojha P et al, 2007)

   El clorhidrato de aluminio de los antitranspirantes se absorbe póbremente vía dérmica, pero si se usa diariamente puede suponer una dosis absorbida de unos 4 ug/día (Flarend R et al, 2001). En un estudio se ha observado la desaparición de extrasístoles ventriculares en el 76% de las personas que abandonaron el uso de estos antitranspirantes sin ningún otro método de curación. (F Bermúdez A et al, 2000)

   En cuanto a las vacunas (principalmente difteria, tétanos, pertussis, hepatitis A y B, virus del papiloma, neumococo, antrax, rabia...), contienen entre 300 y 1500 ug de aluminio por dosis, lo que sumando todas las vacunaciones a lo largo de la vida podrían suponer 15000 ug, de las cuales unos 4000 ug se inyectan durante los primeros 6 meses de vida. Estas dosis se absorben por completo al entrar vía subcutanea, aunque no se distribuye a la sangre inmediatamente. Las sales de aluminio se han usado en las vacunas durante los últimos 70 años como coadyuvante. Los efectos del hidróxido de aluminio y otras sales de aluminio sobre el sistema inmune no son del todo conocidos, pero se sabe que estimulan los monocitos para que produzcan citoquinas de efecto proinflamatorio, las cuales activan a los linfocitos T. (Ulanova M et al, 2001)

   En el tratamiento de las aguas de piscinas y de consumo humano se usan sales de aluminio como floculante, por lo general sulfato de aluminio, a fin de eliminar sólidos en suspension (partículas de más de 0,1 um), lo que ocasiona un aumento de su concentración en el grifo del consumidor. La recomendación de la OMS es de mantenerlo por debajo de 100-200 ug/L. En el último informe de calidad del agua de consumo humano en España (SINAC, 2011) se ve que durante el 2011 la concentración de aluminio en las aguas españolas fue de entre 0 y 4057 ug/L con un promedio de 53 ug/L, el 85% por debajo de 100 ug/L, y el 98.8% por debajo de 200 ug/L. Se ve también que en promedio estas cifras no han cambiado demasiado durante los últimos 10 años, habiendo sufrido un ligero descenso de unos 10 ug/L, poco significativo. Suponiendo un consumo de 2 litros de agua al día, la dosis absorbida es de 0.3 ug/día en el caso promedio y por lo general menos de 1.2 ug/día.

   En cuanto a los alimentos, la mayor parte del aluminio que se puede encontrar en ellos se debe a las técnicas de procesado industrial y especialmente a aditivos alimentarios. Algunos de los alimentos con una mayor concentración de aluminio son el cacao en polvo, el chocolate, el té, las pizzas congeladas, los quesos procesados y los productos de confitería, repostería y panadería. Se encuentra también en el envase de algunos alimentos (tetrabriks, latas, bandejas de precocinados...), aunque como me explicó el Dr. Luján (ver aquí), las latas de refresco no liberan aluminio en su interior, y los tetrabriks tampoco lo hacen ya que incorporan un recubrimiento plástico.


   A continuación he recogido medidas de aluminio en algunas de las bebidas y comidas que más suelen contener. Como se puede ver las variaciones son muy grandes ya que depende mucho del lugar de procedencia, del proceso que se haya seguido en su elaboración y de los aditivos alimentarios usados.

Bebida Mínimo (ug/L) Máximo (ug/L) Promedio (ug/L)
Zumos de frutas (los más altos son zumo de cereza y de manzana) 400 47000 3000
Vino 400 15000 2000
Cerveza 400 4200 500
Fórmulas infantiles para lactantes (leche y basadas en soja) 155 756 -

Alimento Mínimo (ug/g) Máximo (ug/g) Promedio (ug/g)
Cacao en polvo 80 312 165
Premezclas de panadería (para tortitas, magdalenas, bizcochos, donuts, crepes, gofres...) 1 737 51
Sal (por el uso de agente antiaglomerante) 0 260 52
Chocolate 6 150 48
Snacks y productos de levadura 2 330 46
Té de hierbas 14 67 40
Productos de panadería fina en bandejas de aluminio 1 537 19
Confitería (caramelos, golosinas, chocolatinas...) 1 184 17
Galletas saladas y otras galletas savorizadas 2 218 13
Pasta 1 76 10
Malta 1 12 7
Quesos 0 20 4

   Para calcular la dosis absorbida al ingerir uno de estos alimentos basta multiplicar la cantidad de alimento en gramos por la concentración de aluminio en el alimento, y esto por el factor de absorción intestinal, que es 0.003. Por ejemplo, al comer 100 gramos de chocolate (con una concentración de aluminio promedio), la dosis absorbida es de 100 g x 48 ug/g x 0.003 = 14.4 ug. Para las bebidas se puede proceder de manera similar cambiando gramos por litros.

   Es de remarcar la concentración de aluminio en las fórmulas infantiles para lactantes, que en niños de 6 meses pueden suponer una dosis absorbida de entre 0.6 y 1.8 ug/día, excediendo en muchos casos los límites establecidos para el agua. (Burrell SA et al, 2010; Chuchu N et al, 2013).

   Aunque no es suficiente para identificar todos los alimentos que contienen aluminio, se puede tener total seguridad de que un alimento contiene aluminio añadido si en su etiqueta se encuentra alguno de los siguientes aditivos:

  • E173 (Aluminio)
  • E520 (Sulfato de aluminio)
  • E521 (Sulfato de aluminio y sodio)
  • E522 (Sulfato de aluminio y potasio)
  • E523 (Sulfato de aluminio y amonio)
  • E541 (Fosfato de aluminio y sodio)
  • E554 (Silicato de aluminio y sodio)
  • E555 (Silicato de aluminio y potasio)
  • E556 (Silicato de aluminio y calcio)
  • E559 (Silicato de aluminio o Kaolin)
  • E1452 (Octenil succinato de aluminio)

   Visto todo lo anterior, salvo raras excepciones, en adultos el agua tan sólo supone una parte pequeña de la ingesta total; los medicamentos antiácido de aluminio y los alimentos son la principal fuente de exposición para la población general.

   Las vacunas son una fuente de exposición importante, especialmente en niños, dada la alta cantidad inyectada en poco tiempo, su total absorción y los efectos poco conocidos que esto puede tener sobre un sistema inmune que aún está aprendiendo a reconocer a los patógenos y un sistema nervioso que aún está en desarrollo. A ello se puede sumar el aluminio de las fórmulas infantiles para lactantes y los probables efectos sinérgicos del aluminio con el etilmercurio, que durante mucho tiempo ha estado presente en la mayoría de vacunas sin haber sido suficiéntemente estudiado, lo cual supone un riesgo a evitar. (Dórea JG et al, 2010).

Bilbiografía.

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Pennington JA. (1988). Aluminium content of foods and diets. Food Addit Contam. 1988 Apr-Jun;5(2):161-232.

World Health Organization (1999). Aluminium in Drinking-water. Guidelines for drinking-water quality, 2nd ed. Addendum to Vol. 2. Health criteria and other supporting information.

Rondeau V, Commenges D, Jacqmin-Gadda H, Dartigues JF. (2000). Relation between aluminum concentrations in drinking water and Alzheimer's disease: an 8-year follow-up study. Am J Epidemiol. 2000 Jul 1;152(1):59-66.

F Bermúdez A, V Bermúdez P,C Cano P, M Medina R, M Núñez P, A Pérez L, A Souki R, M E Vargas, N Reyna, H Restrepo, H Seyfi, M Ambard y U Andrade. (2000). El desodorante antitranspirante y su efecto Arritmogénico por acción del Aluminio. Experiencia Clínica y Electrocardiográfica en 1.500 pacientes. AVFT v.19 n.2 Caracas jul. 2000.

Ulanova M, Tarkowski A, Hahn-Zoric M, Hanson LA (2001). The Common vaccine adjuvant aluminum hydroxide up-regulates accessory properties of human monocytes via an interleukin-4-dependent mechanism. Infect Immun. 2001 Feb;69(2):1151-9.

Flarend R, Bin T, Elmore D, Hem SL. (2001). A preliminary study of the dermal absorption of aluminium from antiperspirants using aluminium-26. Food Chem Toxicol. 2001 Feb;39(2):163-8.

Saiyed SM, Yokel RA. (2005). Aluminium content of some foods and food products in the USA, with aluminium food additives. Food Addit Contam. 2005 Mar;22(3):234-44.

Turhan S. (2006). Aluminium contents in baked meats wrapped in aluminium foil. Meat Sci. 2006 Dec;74(4):644-7. doi: 10.1016/j.meatsci.2006.03.031. Epub 2006 Jul 11.

Ojha P, Ojha CS, Sharma VP. (2007). Influence of physico-chemical factors on leaching of chemical additives from aluminium foils used for packaging of food materials. J Environ Sci Eng. 2007 Jan;49(1):62-6.

Food and Environmental Hygiene Department. Centre for Food Safety. The Government of the Hong Kong Special Administrative Region (2009). Aluminium in food. Risk Assessment Studies. Report No. 35. Chemical Hazard Evaluation.

JC Luján (2010). Ingesta de aluminio al cocinar alimentos y hervir agua con utensilios domésticos. Revista Tecnología y Ciencia Año 9 – Nº 18.

Burrell SA, Exley C. (2010). There is (still) too much aluminium in infant formulas. BMC Pediatr. 2010 Aug 31;10:63. doi: 10.1186/1471-2431-10-63.

Dórea JG, Marques RC. (2010). Infants' exposure to aluminum from vaccines and breast milk during the first 6 months. J Expo Sci Environ Epidemiol. 2010 Nov;20(7):598-601. doi: 10.1038/jes.2009.64. Epub 2009 Dec 16.

Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España, SINAC (2011). Calidad del agua de consumo humano en España. Informe Técnico.

Ogimoto M, Suzuki K, Kabashima J, Nakazato M, Uematsu Y. (2012). Aluminium content in foods with aluminium-containing food additives. Shokuhin Eiseigaku Zasshi. 2012;53(1):57-62.

Chuchu N, Patel B, Sebastian B, Exley C. (2013) The aluminium content of infant formulas remains too high. BMC Pediatr. 2013 Oct 8;13:162. doi: 10.1186/1471-2431-13-162.

Ultima actualización: 20 de Noviembre de 2013.