domingo, 15 de diciembre de 2013

45ª ronda con ALA

    De nuevo 50 mg de ALA cada 3 horas, desde el día 2 hasta el día 11 (9 días). Esta ronda ha sido de las más largas que he hecho con esta dosis.

   Durante los primeros cinco días no tuve síntomas. A partir del quinto empecé a comer más cereales (pan, galletas...), y como de costumbre empecé a tener hormigueos, pitidos en los oidos y gases por la noche. La dieta normal no hay quien la aguante demasiado tiempo :-). Tomé ácido caprílico (que lleva zinc), como antifúngico, pero me aumenta las parestesias de noche. Los últimos días de ronda tuve hormigueo por las piernas incluso durante el día, que no me había pasado antes, y se me puso el ojo derecho rojo durante un par de días, sin ningún otro motivo.

   El primer día después de la ronda tenía dificultad para mantener la atención y concentrarme, y como si las cosas de hace un par de semanas hubiesen sucedido hace mucho más (empeoramiento de la memoria, vaya). También inquietud. El segundo día peor de eso. Ayer ya mejorando en lo cognitivo pero me volvió el dolor en la nuca de las post-rondas. Hoy me he levantando ya mejor.

   He comprado más DMSA, que se me había acabado, así que para las próximas rondas volveré a añadirlo. Los síntomas de la redistribución son mayores cuando no uso DMSA, y lo noto especialmente en los síntomas cognitivos y los que parecen neurológicos, como las parestesias o el dolor de nuca. Esta post-ronda me ha parecido como una amago de amnesia. Creo que el inicio del Alzheimer se podría asemejar a esto si fuese a más en vez de desaparecer tras unos días.

44ª ronda con ALA

   Esta ronda fue más bien una semi-ronda. La hice del día 27 de Noviembre y la paré el 29 porque se me pasó una dosis por la noche. No llegó a dos días y medio. La hice con 50 mg de ALA cada 3 horas Lo único reseñable fue que durante esos dos días no tuve síntomas pero el segundo día después de la ronda tuve el dolor de nuca de rigor durante las últimas postrondas.

martes, 26 de noviembre de 2013

43ª ronda con DMSA + ALA

   En esta ronda he vuelto a 50 mg de ALA y 25 mg de DMSA cada 3 horas, junto con 11 mg de caprilato de zinc por la mañana y otros 11 mg por la noche. He estado desde el día 19 hasta el 22 (4 días).

   Durante los días de ronda me adherí estrictamente a los alimentos que sé que no me dan problemas (lechuga, zanahoria, calabacín, arroz, patata, seitán, carne, naranja y plátano), y estuve bien todos los días, sin molestias de ningún tipo, ni siquiera hormigueos al despertar, nada. De hecho hice cuatro días en vez de tres como suelo hacer a la espera de que el DMSA o el zinc me dieran algún problema, pero la verdad es que no pasó nada. Me sorprende que ya no siento molestias en las encías durante las rondas, ni con DMSA ni sin él.

   El primer día después de la ronda tuve hormigueo al despertar. Durante la postronda he comido bastantes cereales (pasta, trigo inflado...), que siguen sin irme demasiado bien. El segundo día también tuve hormigueo al despertar y bastantes gases. El tercer día seguí con gases. Ayer comí mucho queso en la cena y cereales de maíz y cuando me acosté tenía unos pitidos en los oídos bastante intensos; por la mañana me desperté varias veces con sensación de hormigueo y como de "resaca".

   La conclusión es que definitivamente parece que el DMSA no me da problemas al tomarlo junto con zinc, y el zinc no me da problemas tomándolo junto con DMSA. Sin embargo, me pregunto si alguna vez podré volver a comer de todo sin problema...

martes, 19 de noviembre de 2013

42ª ronda con ALA

   Esta ronda la hice del 8 al 12 (5 días) con 50 mg de ALA cada 3 horas. Empecé la ronda justo a los tres días de acabar la anterior. El primer y el segundo día no tuve ningún síntoma. Los días tercero y cuarto dolor en la nuca en distintos momentos. El quinto día sensación de vibración/hormigueo por el torso al despertarme durante la noche, por lo demás bien.

   El primer día tras la ronda algo de inquietud. Los días segundo y tercero todo bien. El cuarto otra vez algo de dolor de nuca e inflamación en el interior de las fosas nasales (en la cavidad izquierda). El quinto día obstrucción nasal y mocos de tipo líquido, como si me estuviera resfriando. En cuanto noté los síntomas de posible resfriado (al fin y al cabo ha llegado el frío) tomé zinc y mucha vitamina C. Hoy (sexto día) es como si se hubiese detenido el resfriado. Han desaparecido los mocos y la obstrucción y la inflamación en el interior de las fosas nasales también parece resuelto. La inflamación no me parece que sea  producto de un resfriado, pero bueno, ahí queda. Hoy he empezado otra ronda, ya haré la entrada cuando acabe.

lunes, 18 de noviembre de 2013

41ª ronda con DMSA + ALA

   Esta entrada va con un poco de retraso porque he estado bastante liado últimamente, pero ahí voy con lo que apunté. Hice la ronda el mes pasado, del día 28 al 30 (3 días) con 50 mg de ALA y 25 mg de DMSA cada 3 horas. La novedad fue probar a tomar zinc junto al DMSA para probar la hipótesis de que tal vez los síntomas que me produce el zinc sean por redistribución de mercurio (competencia de ligandos) y que los que me produce el DMSA sean realmente por una bajada de zinc (el DMSA aumenta su excrección en la orina), y los efectos que esto tiene en el sistema inmune. La idea era que si así fuese, al tomar ambos juntos y además ALA, no se produciría redistribución de mercurio, ya que se uniría a los quelantes, y el zinc suplementario repondría el perdido a causa del DMSA.

   En los días previos a empezar la ronda tomé 11 mg de zinc (caprilato) cada día y me produjo los síntomas de siempre, así que lo dejé y desaparecieron. Durante los tres días de ronda tomé 11 mg de zinc (también caprilato) por la mañana y otros 11 mg por la noche, para aumentar la absorción. Elegí el caprilato de zinc porque es parte del ácido caprílico, que suele dificultar el sobrecrecimiento de la población de hongos cándida en el intestino (favorecidos por el DMSA).

   Durante el primer día de ronda sólo al final noté algo de congestión en la cabeza, nada fuera de lo habitual. El segundo día estuve bien. El tercer día algo de sensación de vibración al despertarme, como en otras rondas. Ya por la noche, tras la última dosis de quelantes empezó a dolerme la nuca, y a las 5 horas ya era un dolor fuerte, con inquietud/nerviosismo.

   El primer día tras la ronda ya estaba mejor y paré el zinc. El segundo y siguientes también me encontré bien. No tuve ninguna de los síntomas típicos de las post-rondas con DMSA, y tampoco tuve los síntomas de cuando estoy varios días tomando zinc.

   Así que lo peor de esta ronda el dolor de nuca, que parece que se está haciendo frecuente durante las rondas. Tengo que seguir probando el efecto del zinc junto al DMSA, que a priori me parece positivo, distinto de cuando lo tomo sin DMSA.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Aluminio en alimentos, agua, antiácidos, vacunas, utensilios de cocina y antitranspirantes

   Como se puede ver en mis análisis de pelo de hace 10 años, de hace 1 año y de ahora (1, 2 y 3), el aluminio siempre se ha encontrado en concentraciones algo elevadas, sobre todo hace 10 años. En la intoxicación por mercurio es frecuente que haya una mayor retención de aluminio, y a menudo de otros metales. Su aumento en el tejido cerebral, al igual que el plomo o el mercurio, se ha relacionado con enfermedades de caracter neurodegenerativo, especialmente con la enfermedad de Alzheimer (Rondeau et al, 2000). En casos como el mío, donde se retendrá más de normal, parece razonable disminuir la exposición en lo posible.

   El aluminio no tiene ninguna función biológica, sin embargo el consumo habitual de una persona es de entre 11 y 90 mg a la semana (incluso 238 mg en China). No hay un límite de exposición bien definido; aunque la OMS recomienda no exceder las dosis comunes de entre 1 y 7 mg/kg semanales. La Autoridad Europea Alimentaria (EFSA) recomendó en 2008 reducir la ingesta semanal tolerable (IST) a 1 mg/kg a la semana. El intestino absorbe un 0.3% aproximadamente y la piel menos de un 0.07%. Su ingesta en ayunas y el citrato aumentan su absorción en el intestino, y hay resultados contradictorios sobre la capacidad del ácido silícico y del silicio reduciéndola. Su concentración en la sangre suele estar entre 18 y 27 ug/L, pero en las personas con insuficiencia renal se multiplica al menos por 2-3, ya que se excreta principalmente en la orina y sólo un 3% en la bilis. El DFO (deferreoxamina) aumenta su excrección y es el agente quelante que se usa frecuentemente en intoxicaciones por aluminio y en pacientes de diálisis (para evitar la encefalopatía de diálisis), sin embargo puede tener importantes efectos secundarios por lo que en personas sanas no es buena idea usarlo como medio "preventivo".

   Las principales fuentes de exposición al aluminio para la población son el agua, los alimentos, los medicamentos antiácido a base de hidróxido de aluminio, las vacunas con hidróxido de aluminio, fosfato de aluminio o sulfato de aluminio y potasio, los utensilios de cocina (ver aquí), y los productos de aseo con antitranspirante a base de clorhidrato de aluminio.

   Los medicamentos antiácido son los que mayor cantidad de aluminio contienen; entre 80 y 400 mg por dosis, lo que tomándolo 3-4 veces al día como se suele prescribir, puede suponer una dosis absorbida de entre 720 y 4800 ug/día.

   A través de los utensilios de cocina, por ejemplo, una persona que beba diariamente 2 cafés hechos en cafetera de aluminio puede aumentar su dosis absorbida en unos 0.9 ug/día. También las sartenes de aluminio sin revestimiento liberan este elemento, especialmente al cocinar tomate u otras sustancias ácidas. (JC Luján, 2010). En las carnes y otros alimentos horneados con papel de aluminio la concentración de este elemento aumenta entre un 76% y un 378%. (Turhan S, 2006) En general cuando el papel de aluminio está en contacto con líquidos se produce una transferencia de aluminio, especialmente en medios acuosos y ácidos y con el aumento de la temperatura. (Ojha P et al, 2007)

   El clorhidrato de aluminio de los antitranspirantes se absorbe póbremente vía dérmica, pero si se usa diariamente puede suponer una dosis absorbida de unos 4 ug/día (Flarend R et al, 2001). En un estudio se ha observado la desaparición de extrasístoles ventriculares en el 76% de las personas que abandonaron el uso de estos antitranspirantes sin ningún otro método de curación. (F Bermúdez A et al, 2000)

   En cuanto a las vacunas (principalmente difteria, tétanos, pertussis, hepatitis A y B, virus del papiloma, neumococo, antrax, rabia...), contienen entre 300 y 1500 ug de aluminio por dosis, lo que sumando todas las vacunaciones a lo largo de la vida podrían suponer 15000 ug, de las cuales unos 4000 ug se inyectan durante los primeros 6 meses de vida. Estas dosis se absorben por completo al entrar vía subcutanea, aunque no se distribuye a la sangre inmediatamente. Las sales de aluminio se han usado en las vacunas durante los últimos 70 años como coadyuvante. Los efectos del hidróxido de aluminio y otras sales de aluminio sobre el sistema inmune no son del todo conocidos, pero se sabe que estimulan los monocitos para que produzcan citoquinas de efecto proinflamatorio, las cuales activan a los linfocitos T. (Ulanova M et al, 2001)

   En el tratamiento de las aguas de piscinas y de consumo humano se usan sales de aluminio como floculante, por lo general sulfato de aluminio, a fin de eliminar sólidos en suspension (partículas de más de 0,1 um), lo que ocasiona un aumento de su concentración en el grifo del consumidor. La recomendación de la OMS es de mantenerlo por debajo de 100-200 ug/L. En el último informe de calidad del agua de consumo humano en España (SINAC, 2011) se ve que durante el 2011 la concentración de aluminio en las aguas españolas fue de entre 0 y 4057 ug/L con un promedio de 53 ug/L, el 85% por debajo de 100 ug/L, y el 98.8% por debajo de 200 ug/L. Se ve también que en promedio estas cifras no han cambiado demasiado durante los últimos 10 años, habiendo sufrido un ligero descenso de unos 10 ug/L, poco significativo. Suponiendo un consumo de 2 litros de agua al día, la dosis absorbida es de 0.3 ug/día en el caso promedio y por lo general menos de 1.2 ug/día.

   En cuanto a los alimentos, la mayor parte del aluminio que se puede encontrar en ellos se debe a las técnicas de procesado industrial y especialmente a aditivos alimentarios. Algunos de los alimentos con una mayor concentración de aluminio son el cacao en polvo, el chocolate, el té, las pizzas congeladas, los quesos procesados y los productos de confitería, repostería y panadería. Se encuentra también en el envase de algunos alimentos (tetrabriks, latas, bandejas de precocinados...), aunque como me explicó el Dr. Luján (ver aquí), las latas de refresco no liberan aluminio en su interior, y los tetrabriks tampoco lo hacen ya que incorporan un recubrimiento plástico.


   A continuación he recogido medidas de aluminio en algunas de las bebidas y comidas que más suelen contener. Como se puede ver las variaciones son muy grandes ya que depende mucho del lugar de procedencia, del proceso que se haya seguido en su elaboración y de los aditivos alimentarios usados.

Bebida Mínimo (ug/L) Máximo (ug/L) Promedio (ug/L)
Zumos de frutas (los más altos son zumo de cereza y de manzana) 400 47000 3000
Vino 400 15000 2000
Cerveza 400 4200 500
Fórmulas infantiles para lactantes (leche y basadas en soja) 155 756 -

Alimento Mínimo (ug/g) Máximo (ug/g) Promedio (ug/g)
Cacao en polvo 80 312 165
Premezclas de panadería (para tortitas, magdalenas, bizcochos, donuts, crepes, gofres...) 1 737 51
Sal (por el uso de agente antiaglomerante) 0 260 52
Chocolate 6 150 48
Snacks y productos de levadura 2 330 46
Té de hierbas 14 67 40
Productos de panadería fina en bandejas de aluminio 1 537 19
Confitería (caramelos, golosinas, chocolatinas...) 1 184 17
Galletas saladas y otras galletas savorizadas 2 218 13
Pasta 1 76 10
Malta 1 12 7
Quesos 0 20 4

   Para calcular la dosis absorbida al ingerir uno de estos alimentos basta multiplicar la cantidad de alimento en gramos por la concentración de aluminio en el alimento, y esto por el factor de absorción intestinal, que es 0.003. Por ejemplo, al comer 100 gramos de chocolate (con una concentración de aluminio promedio), la dosis absorbida es de 100 g x 48 ug/g x 0.003 = 14.4 ug. Para las bebidas se puede proceder de manera similar cambiando gramos por litros.

   Es de remarcar la concentración de aluminio en las fórmulas infantiles para lactantes, que en niños de 6 meses pueden suponer una dosis absorbida de entre 0.6 y 1.8 ug/día, excediendo en muchos casos los límites establecidos para el agua. (Burrell SA et al, 2010; Chuchu N et al, 2013).

   Aunque no es suficiente para identificar todos los alimentos que contienen aluminio, se puede tener total seguridad de que un alimento contiene aluminio añadido si en su etiqueta se encuentra alguno de los siguientes aditivos:

  • E173 (Aluminio)
  • E520 (Sulfato de aluminio)
  • E521 (Sulfato de aluminio y sodio)
  • E522 (Sulfato de aluminio y potasio)
  • E523 (Sulfato de aluminio y amonio)
  • E541 (Fosfato de aluminio y sodio)
  • E554 (Silicato de aluminio y sodio)
  • E555 (Silicato de aluminio y potasio)
  • E556 (Silicato de aluminio y calcio)
  • E559 (Silicato de aluminio o Kaolin)
  • E1452 (Octenil succinato de aluminio)

   Visto todo lo anterior, salvo raras excepciones, en adultos el agua tan sólo supone una parte pequeña de la ingesta total; los medicamentos antiácido de aluminio y los alimentos son la principal fuente de exposición para la población general.

   Las vacunas son una fuente de exposición importante, especialmente en niños, dada la alta cantidad inyectada en poco tiempo, su total absorción y los efectos poco conocidos que esto puede tener sobre un sistema inmune que aún está aprendiendo a reconocer a los patógenos y un sistema nervioso que aún está en desarrollo. A ello se puede sumar el aluminio de las fórmulas infantiles para lactantes y los probables efectos sinérgicos del aluminio con el etilmercurio, que durante mucho tiempo ha estado presente en la mayoría de vacunas sin haber sido suficiéntemente estudiado, lo cual supone un riesgo a evitar. (Dórea JG et al, 2010).

Bilbiografía.

Domingo JL, Gómez M, Llobet JM, Corbella J. (1988). Comparative effects of several chelating agents on the toxicity, distribution and excretion of aluminium. Hum Toxicol. 1988 May;7(3):259-62.

Pennington JA. (1988). Aluminium content of foods and diets. Food Addit Contam. 1988 Apr-Jun;5(2):161-232.

World Health Organization (1999). Aluminium in Drinking-water. Guidelines for drinking-water quality, 2nd ed. Addendum to Vol. 2. Health criteria and other supporting information.

Rondeau V, Commenges D, Jacqmin-Gadda H, Dartigues JF. (2000). Relation between aluminum concentrations in drinking water and Alzheimer's disease: an 8-year follow-up study. Am J Epidemiol. 2000 Jul 1;152(1):59-66.

F Bermúdez A, V Bermúdez P,C Cano P, M Medina R, M Núñez P, A Pérez L, A Souki R, M E Vargas, N Reyna, H Restrepo, H Seyfi, M Ambard y U Andrade. (2000). El desodorante antitranspirante y su efecto Arritmogénico por acción del Aluminio. Experiencia Clínica y Electrocardiográfica en 1.500 pacientes. AVFT v.19 n.2 Caracas jul. 2000.

Ulanova M, Tarkowski A, Hahn-Zoric M, Hanson LA (2001). The Common vaccine adjuvant aluminum hydroxide up-regulates accessory properties of human monocytes via an interleukin-4-dependent mechanism. Infect Immun. 2001 Feb;69(2):1151-9.

Flarend R, Bin T, Elmore D, Hem SL. (2001). A preliminary study of the dermal absorption of aluminium from antiperspirants using aluminium-26. Food Chem Toxicol. 2001 Feb;39(2):163-8.

Saiyed SM, Yokel RA. (2005). Aluminium content of some foods and food products in the USA, with aluminium food additives. Food Addit Contam. 2005 Mar;22(3):234-44.

Turhan S. (2006). Aluminium contents in baked meats wrapped in aluminium foil. Meat Sci. 2006 Dec;74(4):644-7. doi: 10.1016/j.meatsci.2006.03.031. Epub 2006 Jul 11.

Ojha P, Ojha CS, Sharma VP. (2007). Influence of physico-chemical factors on leaching of chemical additives from aluminium foils used for packaging of food materials. J Environ Sci Eng. 2007 Jan;49(1):62-6.

Food and Environmental Hygiene Department. Centre for Food Safety. The Government of the Hong Kong Special Administrative Region (2009). Aluminium in food. Risk Assessment Studies. Report No. 35. Chemical Hazard Evaluation.

JC Luján (2010). Ingesta de aluminio al cocinar alimentos y hervir agua con utensilios domésticos. Revista Tecnología y Ciencia Año 9 – Nº 18.

Burrell SA, Exley C. (2010). There is (still) too much aluminium in infant formulas. BMC Pediatr. 2010 Aug 31;10:63. doi: 10.1186/1471-2431-10-63.

Dórea JG, Marques RC. (2010). Infants' exposure to aluminum from vaccines and breast milk during the first 6 months. J Expo Sci Environ Epidemiol. 2010 Nov;20(7):598-601. doi: 10.1038/jes.2009.64. Epub 2009 Dec 16.

Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España, SINAC (2011). Calidad del agua de consumo humano en España. Informe Técnico.

Ogimoto M, Suzuki K, Kabashima J, Nakazato M, Uematsu Y. (2012). Aluminium content in foods with aluminium-containing food additives. Shokuhin Eiseigaku Zasshi. 2012;53(1):57-62.

Chuchu N, Patel B, Sebastian B, Exley C. (2013) The aluminium content of infant formulas remains too high. BMC Pediatr. 2013 Oct 8;13:162. doi: 10.1186/1471-2431-13-162.

Ultima actualización: 20 de Noviembre de 2013.

domingo, 27 de octubre de 2013

40ª ronda con ALA

   Esta ronda la hice con 50 mg de ALA cada 2 horas, desde el día 14 hasta el 20 (7 días). El primer día estaba ya con dolor en la nuca y cabeza de la postronda anterior. El segundo día ya me encontraba bien, aunque sentía "clics" o chasquidos en el oido izquierdo, como me ha pasado otras veces (el efecto peta zetas...). Esto me parece que me suele pasar después de usar DMSA. El tercer día ya empecé a sentir algo de atolondramiento. El cuarto día lo mismo. El quinto igual, y además con algo de tensión. El sexto y el septimo sólo con esa sensación de ligero atolondramiento, pero sin otros síntomas importantes.

   El primer día tras la ronda más o menos igual. El segundo dolor de nuca de nuevo. El tercer día dormi fatal, tenía pitidos en los oidos y hormigueos por el torso. El cuarto día mejor pero con la cabeza regular. El quinto y el sexto muy bien. Estos dos últimos últimos días tomé zinc por la mañana (sólo 10 mg) y esta noche ya he tenido pitidos en los oidos, insomnio, hormigueo por el torso y molestias en las encías, así que he dejado de tomarlo. Me produce poco más o menos los mismos síntomas que los quelantes. Ya lo he verificado muchas veces. Es un hecho a tener en cuenta. A lo largo del día ya mejor. Ahora voy a empezar otra ronda...

viernes, 18 de octubre de 2013

Análisis de pelo 3º

   Aquí está el resultado del análisis de pelo que envié hace poco. El anterior fue al poco de empezar a tomar ALA (ver aquí), y este viene después de un año y medio de quelación, así que esperaba que hubiera cambiado de alguna manera. Hay cosas que no esperaba.


   El mercurio está al mínimo. Esto sí lo esperaba, ya que mi exposición es casi nula sin amalgamas y sin comer pescado desde hace muchos meses, y eso es lo único que puede medir el mercurio en el pelo, la exposición, con bastante precisión al metilmercurio.

   El plomo sigue algo más alto de lo normal aunque algo menos que hace un año. Esto en principio me ha sorprendido pero luego he recordado que casi a principios de Julio tome 100 mg de DMSA cada 4 horas para hacer un análisis de orina. Teniendo en cuenta que el pelo no lo cogí a ras de la raíz, el crecimiento del pelo de la muestra coincide bastante bien con esa fecha. El DMSA explicaría la movilización de plomo, porque no veo de que manera podría estar expuesto a plomo.

   El aluminio alto como de costumbre, algo más incluso que en el anterior. Esto si me ha sorprendido .Sin usar utensilios de cocina de aluminio, sin usar productos de aseo ni antiácidos con aluminio y bebiendo principalmente agua de Bezoya, no veo nada claro de donde sale. Cutler dice que los quesos procesados contienen aluminio. Sólo puede ser algo de queso que tomo esporádicamente y el agua del grifo que bebo de vez en cuando. Pero parece raro que cantidades pequeñas hagan que aumente tanto en el pelo. Según Cutler el aluminio baja cuando el transporte de minerales está ordenado, así que creo que habrá que esperar a que eso suceda. También llevo un par de meses tomando malato de magnesio, que tiene fama de ayudar al cuerpo a manejar el aluminio. No sé si puede tener relación.

   El niquel y el bario están un poco más bajos y el uranio está incluso más alto, pero aunque llame la antención, sigue sin ser importante.


En cuanto a las reglas de recuento: 

  • Hay 7 barras por encima del percentil 50, por tanto no se cumple la regla #1
  • Hay 14 barras por debajo del percentil 50, por tanto no se cumple la regla #2
  • Hay 3 barras en las bandas rojas, por tanto no se cumple la regla #3
  • Hay 11 barras en las bandas verde + blanca, por tanto se cumple la regla #4
  • No hay dos reglas a falta de uno, por tanto no se cumple la regla #5

   Como se cumple la regla 4, hay distorsión del transporte de minerales. Habrá pues que esperar un poco más a que se ordene el susodicho...

   El cobre es la primera vez que está fuera de la zona roja alta (primero 77 ug/g, luego 120 ug/g, ahora 56 ug/g). El ALA supuestamente hace que se retenga más, y sin embargo, está más bajo que la última vez. El zinc está muy elevado, como en el anterior. El sodio y el potasio siguen ambos en amarillo bajo, como en los anteriores. El calcio ya no está elevado, y el litio ya no está en zona roja baja. Ambas cosas son dos elementos del checklist de amalgam illness que ya no se cumplen. Sólo tomo 350-450 mg/día de calcio en suplemento y el poco que tomo en la dieta es del yogur. El selenio está un poco menos bajo, sin haberlo suplementado.

   Todos estos cambios me parecen importantes. En general me parece que está un poco mejor que el anterior, pero con esto y los síntomas durante la quelación, me queda claro que tengo que seguir.

martes, 15 de octubre de 2013

39ª ronda con DMSA + ALA

   En esta ronda he vuelto a añadir DMSA así que la he hecho sólo de 3 días a la espera de efectos secundarios... He usado 50 mg de ALA y 25mg de DMSA cada 3 horas.

   El primer día estuve bien. El segundo tuve un poco de hormigueo y algunas molestias en las encías. Empecé a notar más sueño pero me encontraba muy bien, de hecho noté que los pitidos de los oidos prácticamente desaparecieron. El tercer día sólo una ligera niebla mental.

   El primer día tras la ronda ya noté molestias bajo la lengua. Se me inflamó en un punto y me dolía al comer. Los pitidos en los oidos volvieron a notarse. Tuve algo de niebla mental y dormí fatal. El segundo y el tercer día bien, lo de la lengua fue desapareciendo. El cuarto día me empezó a doler un poco la nuca, luego el dolor se fue llendo hacia toda la cabeza y me pasé unas 8 horas con dolor de cabeza. Se me quitó con paracetamol. También he tenido algunas fasciculaciones musculares.

   Así que bueno, el efecto del DMSA está muy bien durante la ronda, pero siempre acaba produciéndome yagas, inflamaciones y bajada inmune. Ya tengo el resultado del último análisis de cabello y he empezado otra ronda con ALA. Ya haré las entradas correspondientes.

miércoles, 2 de octubre de 2013

38ª ronda con ALA

   Esta ronda la he hecho de 5 días (del 23 al 28) con 50 mg de ALA cada 3 horas, como en la anterior. El primer día estuve normal. El segundo estuve irritable. El tercero tuve dolor en la nuca. El cuarto hormigueo/vibración por el torso. El quinto un ligero dolor de cabeza y gases de ahí en adelante (con la misma dieta de siempre).

   El primer día de post-ronda, me desvelé a media noche y ya he perdido otra vez el horario de sueño normal (que suplicio!). En los días siguientes han ido desapareciendo los gases. Hasta hoy bien.

   Ya hizo un año desde que hice el anterior análisis de pelo, así que ayer envié otra muestra para analizar. En cuanto tenga el resultado pondré una entrada sobre ello, a ver si hay cambios.

martes, 24 de septiembre de 2013

La peligrosidad del vapor de mercurio, por Alfred Stock (1926)

   El siguiente artículo fue escrito por el químico alemán Alfred Stock en 1926 y publicado en la revista de química Zeitschrift fur Angewandte Chemie (ver aquí). Lo escribió tras darse cuenta de que había estado intoxicándose con vapores de mercurio en su laboratorio, junto a su equipo de trabajo. Fue el primero de una serie de artículos dedicados al mercurio.

   Es de las mejores descripciones que he leído sobre la intoxicación crónica por vapores de mercurio y además ya entonces alertó sobre los peligros de las amalgamas dentales, dando lugar a nuevas investigaciones que acabaron con el abandono de las amalgamas de cobre y con la idea de que la amalgama de plata debería ser abandonada una vez se encontrasen materiales alternativos. Por todo ello decidí que merecía la pena traducirlo al español.

La peligrosidad del vapor de mercurio
Por Alfred Stock, Berlin-Dahlem
Instituto de Química Kaiser-Guillermo
(9 de Febrero, 1926)

    Cuando tomo la decisión de hablar sin vacilar a un amplio círculo acerca de mis problemas personales, que ordinariamente no serían del interés de los demás ni dignos de publicación, estoy movido por el intenso deseo de alertar empáticamente a todos aquellos que tienen que tratar con mercurio metálico acerca de los peligros de este metal inestable, y para salvarles de las horribles experiencias que han echado a perder buena parte de mi vida. Hoy puedo hablar libremente acerca de ellas porque afortunadamente han acabado y quedan tras de mi a suficiente distancia.

    El insidioso horror del mercurio no es suficientemente bien conocido y se toma muy poco en cuenta en los lugares donde uno está especialmente amenazado por él, en laboratorios químicos y físicos.

    Durante los últimos 25 años he sufrido males, que al principio surgían sólo ocasionalmente, después fueron gradualmente empeorando y empeorando, y finalmente aumentaron a proporciones insoportables, por lo que desesperanzadamente dudé de mi capacidad para continuar trabajando científicamente. La causa no fue entendida ni por mi ni por muchos excepcionales médicos. Ellos pensaron que era posible que la causa pudiera encontrarse en la constitución especialmente estrecha de mis vías nasales y en una inusual irritabilidad de la mucosa nasal. Debido a esto, pasé décadas de tratamientos de la nariz con cauterizaciones, quemados, masajes, electrificación, y sangrientas operaciones. Sin éxito. Hace dos años –unos pocos de mis colegas cayeron enfermos con síntomas similares– fue descubierto accidentalmente que tenía que ver con un envenamiento insidioso por vapor de mercurio. En mis trabajos químicos, que conllevan pruebas con sustancias volátiles por el "método de vacío" -que usa tubos, bombas, manómetros, y válvulas de mercurio-(1), he estado en contacto constante con mercurio durante 25 años.

    Hoy no hay ninguna duda acerca del diagnóstico porque todos mis síntomas, aunque no se fueron completamente, han disminuido más o menos (2), tras haber evitado inhalar vapores de mercurio durante los últimos dos años sin el uso de otros métodos de curación.

    Primero describiré los síntomas como se desarrollaron en mi a lo largo del tiempo. Son idénticos en cada detalle a un envenenamiento insidioso por mercurio. Fui capaz de convencerme a mi mismo de esto a través de mis colegas y otros compañeros que sufrieron y aún sufren de envenenamiento por vapor de mercurio. Algunos de ellos se ve que no son conscientes del origen de sus dificultades. Muchos síntomas relevantes han sido, hasta ahora, descritos insuficientemente. En cualquier caso, el envenenamiento insidioso por vapor de mercurio no ha recibido la atención que merece.

    En mi caso, la situación empezó con leves dolores de cabeza intermitentes y una ligera somnolencia, que aumentó gradualmente a lo largo de los años a una constante inquietud y nerviosismo. La presión en la cabeza deterioró la capacidad para pensar. Empeoró y finalmente se volvió un molesto y casi ininterrumpido dolor de cabeza (se siente principalmente sobre los ojos). Tuve un fuerte vértigo, que estuvo ocasionalmente conectado con alteraciones visuales (visión borrosa y doble). Pronto las vías respiratorias superiores también estuvieron afectadas. Esto empezó con un leve resfriado pasajero. A eso le siguió una congestión nasal constante, que después fueron serias infecciones de nariz, garganta y senos nasales. Estas fueron sucedidas, una por una, casi sin interrupción por descarga de mucosas y costras, frecuentes dolores de garganta y dolores de oido junto con pérdida de audición y de olfato (se mantuvo algo de sentido del olfato; por ejemplo ácido ciánico). Había disgusto por el humo del tabaco. Durante los últimos años anteriores al reconocimiento del envenenamiento, hubo signos añadidos: un fuerte flujo de saliva, un gusto amargo, insípido en la boca, infecciones en los ojos y la mucosa oral. Hubo unas pocas ampollas, áreas sensibles e irritación en la lengua, el paladar, las encías y dentro de los labios y las carrillos. Hubo enrojecimiento de las encías y leve sangrado mientras cepillaba los dientes. Hubo dolor de muelas, retroceso de las encías, formación de bolsas y aflojamiento temporal de las encías. Sólo se revelaron los signos en la boca y en los dientes (en parte sólo alcanzaron su pico meses después del reconocimiento del envenamiento) porque, desde mi juventud, he estado tomando un especial cuidado de mis dientes (entre otras cosas todas las noches me enjuagaba con 1 y 0.5% de una solución de peróxido de hidrógeno y bicarbonato sódico). Si este no hubiese sido el caso, posiblemente podría haberme dado cuenta de la causa de mis problemas a través de infecciones en la boca.

    Otros signos fueron: cansancio mental y agotamiento, pérdida de inclinación e incapacidad para hacer cualquier trabajo, particularmente mental, y una mayor necesidad de dormir. Había temblores en los dedos y también algunas veces en los párpados. Hubo dolor en varias localizaciones del cuerpo, desgarramiento en la espalda y en las extremidades y presión en el area del hígado. A veces, hubo molestias estomacales e intestinales, pérdida de apetito, presión en la vejiga, episodios aislados de diarrea, que ocurrieron sin otra posible causa. Hubo repentinas erupciones cutáneas, por ej. en la parte interna de los brazos y los muslos.

    El signo acompañante más deprimente relacionado con el trabajo mental fue la disminución de la memoria. Mi memoria que previamente había sido excelente, se fue yendo más y más de lo deseado y se volvió peor y peor hasta que, hace dos años, sufrí una pérdida de memoria casi completa.

    Sólo con la ayuda de extensas notas y un gran esfuerzo pude armar un artículo científico o dar una conferencia. Olvidé un número de teléfono en el camino de la guía telefónica hasta el teléfono. Me olvidé de todo lo que una vez había aprendido de memoria. Olvidaba el contenido del libro o de la obra de teatro que acababa de leer o ver, así como de mi propio trabajo, que había sido publicado. Era imposible para mí recordar números y nombres. A menudo, olvidé incluso los nombres de buenos conocidos. Específicamente, perdí la capacidad para la aritmética y el cálculo matemático. También mi capacidad para jugar al ajedrez sufrió. El deterioro de la memoria, especialmente la de las personas y el empeoramiento de la capacidad para hacer aritmética, parecen ser signos peculiares del envenenamiento insidioso por vapor de mercurio. Esto se manifestó de forma evidente en mis compañeros de trabajo y otras personas a quien llegué a conocer que habían estado bajo la influencia de mercurio durante un periodo largo de tiempo. Poco después de que todos en el laboratorio habíamos encontrado lo que estaba mal en nosotros, nos sentamos juntos para poner sobre el papel una pieza completa de trabajo en la que teníamos que hacer un montón de matemáticas. Ninguno de nosotros fue capaz de sumar columnas de diez a veinte números de varios dígitos sin cometer errores.

    Mientras que mi capacidad física, por ej. el montañismo, no parece haberse debilitado, la capacidad de trabajar mentalmente ha sufrido un poco, aunque no de una forma tan devastadora como había sido el caso con la memoria. Sumado a ello estuvieron la depresión, y una inquietud interior molesta, que más tarde también causó sueño inquieto. Siendo por naturaleza sociable y cariñoso, me volví retraído, malhumorado, alejándome de lo público, estando lejos de la gente y de la actividad social, y desaprendí la diversión en el arte y la naturaleza. El humor se volvió oxidado. Los obstáculos que antes habría pasado por alto sonriendo (y que vuelvo a ver hoy de nuevo), me parecían insuperables. El trabajo científico me causaba un gran esfuerzo. Me obligué a mi mismo a ir al laboratorio sin ser capaz de conseguir algo útil a pesar de todos los esfuerzos. El pensamiento se volvió trabajoso y pedante. Tuve que negarme a trabajar en soluciones a preguntas que se encontraran más allá del alcance de mi mano. Las conferencias, que solían ser un placer, se convirtieron en una tortura. Los preparativos para una conferencia, la redacción de una tesis, o simplemente una carta, eran causa de un esfuerzo interminable en dar estilo al material y luchar con el lenguaje. No sucedió pocas veces, que escribiera mal las palabras o faltaran letras. No era agradable ser consciente de estas deficiencias, no sabiendo su causa, no sabiendo la manera de eliminarlas, y tener el temor de que se produjera un deterioro aún mayor.

    Todos los intentos por mejorar la situación fueron mal. Permanecer en las montañas durante muchas semanas no sirvió de nada. Me sentí casi tan mal como en Berlín. Los tratamientos y operaciones de nariz a veces produjeron una breve mejoría, sin embargo, nunca fue un alivio duradero. Fue peculiar que todas las dificultades mentales desaparecieron durante unas horas cuando el médico trató ciertas áreas de la mucosa de la nariz superior con cocaína. Cuando la parte derecha fue tratada, el dolor de cabeza y el vértigo desaparecieron, a veces en unos pocos minutos; la memoria, la inclinación al trabajo, y el buen humor reaparecieron, pero, por desgracia, sólo como invitados fugaces. A veces he hecho uso de esta posibilidad antes de una conferencia, una reunión importante, etc.

    Como ya se ha indicado, mis colegas en el laboratorio, mis ayudantes, los estudiantes de doctorado y las trabajadoras del laboratorio ya habían sufrido durante un tiempo de todo tipo de problemas: Cansancio sin causa reconocible, empeoramiento de la memoria, dolores de cabeza leves y somnolencia, trastornos digestivos ocasionales, dolores en las extremidades, leves inflamaciones en la boca, resfriados nasales (secreción nasal), sinusitis, etc. Las dificultades se expresaron de manera diferente de persona a persona, por lo que salieron a la luz principalmente en las zonas de menor resistencia. Todos ellos mostraron fatiga y una disminución en la capacidad para realizar tareas mentales (trabajo). Pero nadie tenía la idea de que la causa de ello podría ser la misma para todos nosotros. Sólo la convergencia de varias circunstancias afortunadas / desafortunadas finalmente nos abrieron los ojos.

    En 1921, fuera de presupuesto, habíamos apagado el mucho más caro sistema de ventilación eléctrico del Instituto de Química Kaiser-Wilhelm. Desde mediados de 1923, dos de mis colegas, un asistente y un invitado español, estaban trabajando en medidas de densidad de gases, que requerían mantener una temperatura constante, y por esta razón si era posible se mantenían las ventanas y las puertas cerradas. El trabajo tenía que ser hecho en la primavera de 1924 porque mi asistente quería ir a la industria, y el colega español quería volver a casa. El trabajo se realizó a toda prisa, por lo que nuestra ordinariamente escrupulosa limpieza sufrió en todas las habitaciones. No se prestó atención al mercurio derramado, y gran parte de él se encontraba bajo trípodes, en grietas y rendijas entre los tablones del suelo y las mesas. Así, se dieron las condiciones, y en lugar del lento envenenamiento insidioso por mercurio, se hizo evidente el más fácilmente reconocible envenenamiento agudo por mercurio. El asistente cayó enfermo más gravemente, no sólo con dolores de cabeza, fatiga mental, etc, sino también con un fuerte deterioro corporal, con abscesos dentales y demás. Su hermano, un médico, sospechó que el conjunto de síntomas señalaba al envenenamiento por mercurio. El experimentado investigador de venenos L. Lewin (Louis Lewin, 1850-1929), a quien se consultó, comprobó a todo el personal de laboratorio y declaró que, basándose en su experiencia, estaba seguro de que todos nosotros estábamos sufriendo de envenenamiento por mercurio. De hecho, la prueba mostró (de acuerdo con el procedimiento descrito en la siguiente exposición) mercurio en el aire de las salas de trabajo, así como en la orina de todos los implicados. El contenido de mercurio en el aire de las habitaciones fue muy variado. Dependiendo de los resultados de cada muestra fueron de milésimas o centésimas de mg, es decir, sólo una pequeña fracción de lo que el aire saturado con vapor de mercurio puede acomodar. A temperatura ambiente, tomando una presión de saturación de mercurio de .001 mm como valor base, resultarían aproximadamente 12 mg por metro cúbico. Dado que el hombre respira aproximadamente 1/2 metro cúbico de aire por hora, y la inhalación de mercurio es aparentemente(3) retenida en su mayor parte en los pulmones, sería necesario un período de tiempo muy largo en aire saturado con mercurio antes de sufrir de envenenamiento agudo por mercurio. Sin embargo, transcurre bastante tiempo desde la inhalación de aire con mercurio hasta que el envenenamiento se haga obvio. Durante uno o más años los signos pueden estar limitados a fatiga y una lenta disminución del rendimiento mental y la memoria. Así, el ya mencionado colega español, por ejemplo, mostraba signos externos de inflamación de la cavidad oral sólo muy al final del año en el que estuvo en nuestro laboratorio. Los síntomas llegaron a su clímax meses después de que se hubiera ido, y después de haber cesado la influencia del mercurio. Se había dado cuenta de los efectos mentales mucho antes, sin poder explicar la causa. "Para mí, fue", dijo, "como que me estuve volviendo más y más tonto en Alemania". Y tuve que hacer observaciones similares con mis restantes compañeros de trabajo. Así pues, todos mis estudiantes de doctorado tuvieron dificultades para soportar los rigores de los exámenes de doctorado. Los estudiantes de doctorado y los asistentes se recuperaron después de unos pocos años, una vez dejaron el laboratorio sin ser conscientes del envenenamiento por mercurio. En cuanto a mí, los efectos de las pequeñas cantidades de mercurio aumentaron en el curso de las últimas décadas, como se describe en la siguiente narración.

    Particularmente importante para la intoxicación insidiosa por mercurio es un notable ir y venir de los síntomas. Después de unos pocos días o semanas de un mayor bienestar, a veces de repente, viene un tiempo de enfermedad mayor. Esto también ocurre en forma de frecuentes recaídas durante el período de recuperación. Tan pronto como mi enfermedad había alcanzado su cima, había por regla uno o dos días tolerables. A continuación, el flujo de saliva, las secreciones nasales y la sinusitis, comenzando desde la nariz hasta la garganta y deslizándose hacia abajo hasta los bronquios, volvía a aumentar. Había inflamación en los dientes, mayor fatigabilidad y somnolencia, dolor de cabeza, a menudo también un molesto lagrimeo y diarrea. El dolor de cabeza, la somnolencia y la pérdida de memoria están conectados con la irritación de los nervios que conducen a la parte superior de la nariz, visto en el ya mencionado efecto de la aplicación de cocaína sobre la mucosa nasal.

    Aparentemente hay muchas similitudes entre el envenenamiento insidioso por mercurio y el más conocido envenenamiento por plomo. El segundo se investiga más a fondo, ya que ocurre más a menudo en la industria. Este, también afecta principalmente al sistema nervioso y muestra el mismo patrón de aumento y disminución en el conjunto de síntomas (4). "Tras un período de salud el veneno puede de repente, sin causa, mostrar sus efectos de nuevo evocando un ataque de cólico de plomo u otros síntomas. Este fenómeno sólo puede ser explicado porque el veneno haya quedado retenido por un largo tiempo en un lugar del cuerpo al cual, de repente, la circulación tiene acceso de nuevo ... " (5). Según F. Schuetz y H. Bernhardt (6) el plomo se deposita preferiblemente en el bazo, en la vesícula biliar, y en el cerebro, y se excreta principalmente con la bilis, posiblemente también a través de la pared del colon. Los riñones, en este caso, están menos involucrados en el curso agudo y crónico del envenenamiento. El mercurio parece actuar de manera similar. Tras un año de cesar la exposición al mercurio, no se pudo detectar en mi orina a pesar del hecho de que todavía había señales muy fuertes de la enfermedad. La saliva, sin embargo, todavía contenía mercurio (7).

    Tras haber reconocido la fuente de nuestra enfermedad, nuestra primera preocupación fue cómo protegernos del mercurio en el futuro. Lo primero, por supuesto, era eliminar cuidadosamente todo de las mesas, cajones, rendijas, grietas y juntas, y bajo áreas dañadas del suelo de linóleo, para lo cual un "limpiador de vacío" modificado nos sirvió bien (formado por una conexión de succión y una botella de succión con una larga manguera de goma frente a la cual se unió una boquilla de vidrio ensanchado tipo “quemador de corte”). Tuvimos el linóleo reparado. Todas las grietas en las mesas de trabajo fueron eliminadas. Las esquinas peligrosas entre suelos y la llamada maleza de moldeo fueron redondeadas (masilla, pintado con pintura de aceite) para que fueran más fácilmente accesibles para su limpieza. Allí donde quedaran trípodes durante un largo periodo de tiempo, las juntas entre el trípode y las superficies de la mesas fueron también cerradas con masilla. Todas las superficies abiertas de mercurio sobre cubetas, recipientes de manómetros, etc fueron cubiertos tan completamente como fuese posible con platos de cellón de corte ajustado. Evitamos comer en los locales de trabajo o guardar comida, y tomamos un especial cuidado en limpiarnos las manos (especialmente en lavarnos las uñas) después de manipular mercurio. También pusimos especial atención en que no cayera mercurio en bolsillos y pliegues de las batas de trabajo. Además prestamos toda nuestra atención a la ventilación de las salas de trabajo comprobando que funcionara con análisis del aire (Compare el siguiente memorando). Pronto se hizo evidente que la reinstalación de un fuerte sistema de ventilación (ventiladores muy fuertes en el ático aspiran el aire a través de campanas; el aire fresco entra por canales a través de aletas por encima de las puertas) no era  suficiente para hacer que el aire estuviese libre de mercurio. La situación de nuestro laboratorio es inoportuna porque estamos trabajando particularmente con muchos aparatos de mercurio, donde hay superficies abiertas con mercurio y ocasionalmente su esparcimiento no es completamente evitable. Un factor añadido es que las salas de trabajo en el muy bien construido y amueblado Instituto de Química Kaiser-Wilhelm son tan amplias (varios cientos de metros cúbicos de espacio de aire), que el aire no es renovado con suficiente rapidez por el sistema de ventilación. En este aspecto las habitaciones más pequeñas pueden ser ventajosas porque naturalmente la misma ventilación funciona mejor, y causa una más rápida sustitución del aire (8). Una ventilación suficiente del aire, en este caso, como se vio después, se puede obtener sólo mediante la apertura constante de las ventanas y creando una corriente (regulada por la temperatura, velocidad del viento y dirección). Al mismo tiempo, el sistema de ventilación está funcionando. Debido a que descansa por la noche, el laboratorio está siendo suministrado con aire fresco a través de una apertura amplia de las ventanas. Esta medida se repite al mediodía. De este modo hemos tenido éxito en mantener el aire del laboratorio tan limpio que las trazas son detectables sólo en pequeñas cantidades, y podemos seguir trabajando con nuestros aparatos de mercurio sin temor a tener nuevos problemas de salud.

    Cuando uno trata con mercurio debería prestar mucha atención a las pruebas y limpieza del aire. Uno debería controlar el flujo de aire en el espacio de trabajo (9) y proveer tanto aire fresco como sea posible. No hace falta decir que todo el trabajo con mercurio, si es posible, se debe realizar bajo campanas (10). Esa es la única forma que protegerse de daños con certeza. Estas precauciones son necesarias incluso si uno tiene que elegir entre el camino a través de la Escila del envenenamiento por mercurio y del Caribdis de un resfriado. De acuerdo a nuestras experiencias no se puede realizar una eliminación química del mercurio. Se había sugerido distribuir concentrado de azufre o polvo de zinc en el lugar de trabajo. También probamos con grandes banderas de papel metálico que se colgaban en largas filas desde el techo. Aunque el papel de estaño se amalgama rápidamente si lo pones en un recipiente cerrado cerca del mercurio, en este caso falló: El contenido de mercurio en el aire no disminuyó notablemente, una bandera de estaño (33 X 100 cm de área; pesa 57 g), que se había colgado durante 11 meses sobre un aparato de mercurio, se pesó después. Contenía sólo .005 mg de mercurio.

    La recuperación del envenenamiento insidioso por mercurio, tras la eliminación de la fuente de veneno, ocurre muy lentamente. El profesor Lewin predijo esto, y la evolución de nuestro bienestar lo confirmó. El período de tiempo está visiblemente conectado con la duración de la intoxicación, y posiblemente también con la edad que tengas. Mis compañeros de trabajo que habían salido del laboratorio, afortunadamente, se deshicieron de sus problemas en el transcurso de 1-2 años y han recuperado totalmente la frescura en su capacidad de pensamiento y memoria. Sin embargo, incluso ellos tuvieron que sufrir por un largo tiempo de recaídas no sólo mentales, sino también de naturaleza física (en particular inflamación de la boca). Algunos asistentes y trabajadoras del laboratorio continuaron trabajando aquí donde, por desgracia, no pueden funcionar sin mercurio. Aún hoy, después de dos años, todavía están sufriendo las claramente visibles, aunque en constante disminución, secuelas de la intoxicación. En cuanto a mí, que estuve expuesto a las influencias dañinas durante más de 20 años, la recuperación al parecer está tomando más tiempo. Con todo, he recuperado la capacidad para trabajar. Tuve solo recaídas ocasionales (dolores de cabeza, somnolencia e inflamación leve en la boca). Teniendo en cuenta el curso de la recuperación hasta el momento, no me cabe duda, sin embargo, que mis últimos compañeros de trabajo y yo perderemos nuestros síntomas por completo. Parece que hay que contar con que toma años excretar de nuevo el mercurio que tardó años en acumularse en el cuerpo. En este sentido, el siguiente caso ha sido educativo para mí recientemente, al mismo tiempo que demuestra que es irrelevante para el curso del envenenamiento insidioso por mercurio si el veneno penetra en el cuerpo a través de los pulmones o a través de la piel (11).

    Un asistente médico que había aplicado terapia con bálsamo de mercurio a sus pacientes cayó enfermo en 1905 con estos síntomas (cambios de humor, dolor de cabeza, vértigo), que gradualmente empeoraron (fatiga, dolor de cabeza insoportable, inflamación oral, aflojamiento y pérdida de los dientes, nariz que moquea constantemente, sinusitis, dolor de garganta, zumbido en los oídos, trastornos de audición y de visión). Sólo en 1911 fue reconocido como envenenamiento por mercurio. El hombre dejó de aplicar la terapia de bálsamo, pero todavía necesitó muchos años antes de perder sus síntomas. Después de 1914, cuando se fue a la guerra sufría de dolores de cabeza y somnolencia. Hoy, como de cincuenta y cinco años de edad, es de nuevo la imagen de la salud y se encuentra bastante joven.

    Parece que una intoxicación por mercurio ya existente precondiciona una renovada sensibilidad especial ante una exposición a vapores de mercurio. Algunos de nosotros que, en nuestro trabajo, y también durante errores ocasionales con la ventilación, habíamos entrado en contacto de nuevo con más mercurio, advertimos esto pronto por la fuerte sintomatología tras las recaídas. Esto no es sorprendente, ya que, como el largo período de desarrollo de la enfermedad insidiosa muestra, se debe alcanzar un determinado valor límite antes de que aparezcan síntomas perceptibles. El valor límite ciertamente es rebasado durante un largo tiempo, incluso durante la recuperación, de modo que cada cantidad añadida de mercurio empeora tu bienestar al mismo tiempo.

    Bajo las órdenes del médico tratamos de acelerar la recuperación de varias maneras a través del uso de diuréticos y eméticos, a través de baños calientes y del uso prolongado de pequeñas cantidades de yoduro de sodio. No me da la impresión de que la curación se acelerara particularmente. El yoduro tiene la reputación de llevar el metal a forma soluble desde compuestos insolubles de mercurio orgánico. Esta es la forma en la que probablemente el mercurio queda retenido en el cuerpo. En lo que a mí respecta, no hubo pruebas de que tras la adición de yoduro fuese excretada una cantidad significativamente mayor de mercurio. Ningún progreso se esperaba de los diuréticos, como ya se ha mencionado, ya que la excreción de mercurio en la orina había cesado por completo relativamente pronto. Las artes de sanación son tristemente deficientes en medicamentos que desintoxiquen el mercurio en el cuerpo (12).

    El ejercicio al aire libre es aún más adecuado para hacer que los síntomas sean subjetivamente menos notables. Con leves dolores de cabeza y vértigo Novalgin ha demostrado que vale la pena como paliativo. En definitiva, hay que dejar tiempo para convertirse en maestro sobre este destructor de la paz. Para mí, incluso una estancia de cuatro semanas en las altas montañas y un viaje por mar a latitudes meridionales no trajo casi ningún progreso, (lo que normalmente ocurre con las personas no afectadas), aunque, naturalmente, la relajación mental ayudó a los nervios.

    ¿Por qué no fueron reconocidas nuestras enfermedades tan pronto como sufrimos de envenenamiento por mercurio? Muchas veces me he hecho esta pregunta, no sin autoacusaciones. Las primeras señales, que preceden a los signos orales de lento envenenamiento por mercurio, son poco conocidas por la profesión médica. (13) Se componen únicamente de fatiga, disminución de las habilidades de pensamiento y memoria, leves dolores de cabeza, somnolencia y diarrea ocasional rara. De la misma manera, era poco conocido hasta ahora que la nariz y las restantes vías respiratorias van siendo afectadas en forma de “nariz que moquea” y sinusitis. Pero estos síntomas exactamente aparecieron en mí y los médicos me trataron de manera equivocada, y han sido engañosos en otros casos que he llegado a conocer. Así, uno de mis asistentes fue tratado durante mucho tiempo de una infección en las fosas nasales antes de que saliera a la luz la verdadera causa. Por cierto, un juicio equilibrado de la mala situación se deteriora en quienes se ven afectados debido precisamente a la somnolencia existente: "Quem Mercurius vult perdere, dementat prius" [A quien quiere destruir Mercurio, primero le roba su mente!]

    En este momento me gustaría advertir acerca de una fuente poco conocida de envenenamiento insidioso por mercurio: Son las amalgamas dentales. El profesor Lewin me sugirió una vez, cuando se dio cuenta de mi envenenamiento por mercurio, reemplazar todos los empastes de amalgama - de los cuales tenía un número considerable en mi boca desde la más temprana juventud - con otros empastes. Diciéndome esto, me recordó el caso de un colega universitario que estaba al borde del colapso mental y físico cuando la causa fue encontrada justo a tiempo. Fue encontrada en los numerosos empastes de amalgama derivados de la época en la que era joven. Después de su extracción, le siguió una lenta recuperación. (14)

    Los dentistas solían preferir las amalgamas de cobre y cadmio y ahora utilizan a menudo las llamadas amalgamas de plata para empastes dentales debido a que estas amalgamas son fáciles de trabajar y llenan las cavidades bien. La amalgama de plata es superior a las amalgamas antes nombradas, que se corroen y se deterioran con el tiempo. Sin embargo, también liberan mercurio a temperatura ambiente como los siguientes ensayos (15) nos demuestran:

    Encerramos muestras de amalgama de plata en un tubo de vidrio al vacío, que fue doblado (en el medio) en un ángulo de noventa grados con el fundido final cerrado. La pata horizontal del tubo con la pieza de amalgama se mantuvo caliente a 30-35 grados C; la otra pata sirviendo como receptáculo, fue enfriado con hielo o aire líquido. Luego medimos el mercurio que se había sublimado en el receptáculo en todos los casos.

  • I. Pieza de amalgama cuidadosamente hecha para este propósito por un dentista según el método de vanguardia a partir de polvo metálico y mercurio: 0.801 g. Encerrada por fusión en tubo de vidrio 24 horas después de su fabricación. Calentado (30-35 grados) durante 23 días. Receptáculo en hielo. Mercurio destilado = 11,2 mg
  • II. Igual que el anterior: 0.810 g. Se mantuvo durante tres semanas para hacer que su endurecimiento fuese tan completo como fuese posible. Sólo después de este periodo de tiempo fue encerrada por fusión en tubo de vidrio. Calentado (30-35 grados) durante 12 días. Receptáculo en aire líquido. Mercurio destilado = 15,3 mg
  • III. Pieza amalgama hecha con cuidado usando tan poco mercurio como fuese posible: 1,000 g. Como en II. Se mantuvo a la intemperie durante tres semanas. Calentado (30-35 grados) durante 9 días. Recipiente de hielo. Mercurio destilado = 8,2 mg
  • IV. Empaste de amalgama, que había estado en una pieza dental durante años y había caído: 0.894 g. Calentado (30-35 grados) durante 14 días. Receptáculo en aire líquido. Mercurio destilado = 29,4 mg

    Sin duda, los empastes que fueron usados aquí en el laboratorio habrían permitido que el mercurio se evaporara también en la boca y haber suministrado el aire inhalado con una pequeña cantidad de mercurio, que a la larga tiene que ser perjudicial. Las viejas amalgamas de cobre y cadmio son probablemente aún más perjudiciales.

    Durante algún tiempo, uno de mis compañeros de facultad había estado sufriendo de dolores de cabeza ocasionales y somnolencia cuya causa no podía explicar. Tras extraer sus viejos empastes de amalgama, que habían causado una leve infección cerca del diente en cuestión, sus síntomas desaparecieron gradualmente. Después de ser retirado el empaste se mostraba inestable y mezclado con gotas de mercurio, en todas partes.

    La medicina dental debe prescindir por completo de la aplicación de la amalgama como medio para rellenar los dientes, o al menos, en la medida que sea posible. No hay duda de que muchas quejas tales como fatiga, debilidad de memoria, inflamación bucal, diarrea, falta de apetito, secreción nasal crónica y sinusitis a veces son causados por el mercurio que se ha dirigido al cuerpo desde los empastes de amalgama, tal vez sólo en pequeñas cantidades, pero constantemente. Los médicos deben dar a este hecho, la más seria atención. Entonces probablemente se pondrán de manifiesto que la frívola introducción de las amalgamas como dispositivo de empaste fue un pecado horrible contra la humanidad.

    Los envenenamientos insidiosos por mercurio son ciertamente mucho más comunes de lo que generalmente se pensaba. Esto es particularmente cierto para los químicos y físicos que a menudo tienen que trabajar con él. El gran peligro aquí se nota demasiado poco, y la verdadera causa de los síntomas y la enfermedad a menudo no se reconoce. En la literatura no se encuentra casi nada sobre esto.(16) Desde el descubrimiento de nuestra desgracia me he enterado de cerca de una docena de casos de envenenamiento insidioso por mercurio, justo en el círculo de mis conocidos. Casi siempre tienen los mismos síntomas. A menudo, la causa correcta se perdió y por lo tanto el tratamiento correcto se perdió también. Un ejemplo importante es el de un colega extranjero que había estado trabajando con aparatos de mercurio durante mucho tiempo. Cuando me visitó y le pregunté si alguna vez había sufrido un envenenamiento por mercurio, decidídamente me dijo que no. Tras más preguntas sobre su estado de salud entonces admitió: "Me siento muy mal. Durante años he estado sufriendo de neurastenia y tuve que permanecer lejos del laboratorio de vez en cuando.". Los médicos habían intentado todo tipo de cosas con él. Lo habían tratado del estómago, los intestinos, enfermedad de la caja torácica con una dieta especial, etc. En realidad lo que había estado tratando sin duda fue la intoxicación por mercurio.

    Una de las víctimas inadvertidas de envenenamiento por mercurio fue probablemente Faraday. En las últimas dos a tres décadas de su vida, que llegó a su fin casi a los ochenta años, estaba cada vez más preocupado por problemas de salud, lo que hizo su trabajo científico cada vez más difícil, y jugó un papel importante en sus cartas y en las descripciones de su vida. Fueron diagnosticados por los médicos como neurastenia y arteriosclerosis de inicio temprano. Sus síntomas consistían en, a veces, fatiga mental y física fuerte, "debilidad irritable", dolores de cabeza, vértigo, reuma y más que cualquier otra cosa, constante aumento de pérdida de memoria.(17)

    Faraday, que se salvó de graves enfermedades físicas, fue incluso ya en la vejez un caminante fuerte y nadador. Pero evitó a la gente en el último tercio de su vida. El trabajo científico, incluyendo sus conferencias, continuó con interrupciones largas en la última década de su vida. Es conmovedor leer en las cartas del gran investigador, como iba a menudo a ver a su amigo médico para quejarse acerca de vértigo y dolor de cabeza, de que no podía recordar los nombres, de que estaba perdiendo las conexiones con sus colegas, de que se olvidó de su propio trabajo y notas, que estaba olvidando escribir cartas, y que ya no sabía nada de cómo escribir las palabras. "El órgano afectado es mi cabeza. El resultado es la pérdida de la memoria y la claridad y vértigo". Todos estos síntomas hacen más probable que Faraday sufriera de un envenenamiento insidioso por mercurio de los vapores utilizados en el laboratorio. Te hace temblar pensar cómo, con toda probabilidad, este rico intelecto podría haber sido liberado de este sufrimiento, y qué regalos le podría haber dado a la ciencia si la causa de su enfermedad pudiera haber sido reconocida y corregida.

    Tal vez -el Profesor Jaensch (Marburg) trae esto a mi atención- la misteriosa enfermedad a la que sucumbió el matemático, físico y filósofo Blaise Pascal (1623-1661) cuando aún era joven, fue envenenamiento por mercurio. Pascal trabajó con mercurio en su investigación del bien conocido barómetro. Su padecimiento de dolores de cabeza constantes, vértigo, dolor de muelas, pérdida de apetito y cólicos de larga duración, completan el cuadro de un lento y avanzado envenenamiento por mercurio.

    No cabe duda de que el mercurio, cuyo uso por desgracia no puede ser eliminado en la investigación, ha hecho gran daño a la ciencia en el pasado, como todavía lo hace hoy en día reduciendo la producción de más de un investigador. Que este aviso de hoy en día nos ayude a prestar más atención y evitar los peligros de este insidioso metal.

Referencias.

1. Vgl. Berichte d. Deutschen Chem. Ges. 54 (A), 142 [1921]

2. Und sich sofort deutlich wieder verstärkten, als ich kürzlich infolge eines Versehens bei der Lüftung des Laboratoriums längere Zeit in quecksilberhaltiger Luft zugebracht hatte.

3. Vgl. A. Blomquist, Ber. d. Deutschen Pharmaz. Ges. 23, 29 [1913]

4. Vgl. z. B., was L. Lewin (Archiv f. klin. Chirurgie, Bd. 94 [1911] und an anderen Stellen) über die "pathologisch-familiären", oft neurasthenie-ähnlichen Giftwirkungen des Bleies und über das intermittierende Auftreten der Vergiftungserscheinungen und der Bleiausscheidung sagt.

5. G. Wolff, "Metallvergiftungen im Gewerbeleben", Ch. Z. 49, 389 u. 411 [1925].

6. Die Verteilung des Bleies im Körper bei chronischer Bleivergiftung", Zeitschr. für Hygiene u. Infektionskrankh. 104, 441 [1925].

7. Im Gegensatz zu den Angaben von M. Oppenheim (Über das Auftreten von Quecksilber im Mundspeichel", Archiv f. Dermatologie u. Syphilis 56, 340 [1901]), nach denen das Quecksilber eher im Speichel als im Harn verschwindet.

8. Diese Tatsache erklärt, warum das Arbeiten in manchem kleinen, zunächst in gesundheitlicher Hinsicht schlecht erscheinenden Raume trotz unvorsichtigen Umgehens mit Quecksilber nicht schadet.

9. Regelmäßige Luftströmungen, z. B. von den Fenstern her, können bewirken, daß die Luft an einzelnen Stellen dauernd quecksilberhaltig ist, an anderen nicht.

10. Z. B. auch die bekannten Quarz-Quecksilberdampf-Luftpumpen, bei denen ein warm werdender Schliff mit Quecksilber abgedichtet ist (es empfiehlt sich, ihn mit Wasserkühlung zu versehen), unter einem Abzuge aufstellen.

11. Allerdings nimmt auch bei der Quecksilberschmierkur  ein Teil des Quecksilbers den Weg durch die Lungen.

12. Vgl. hierzu z. B. E. Hesse, "Versuche zur Therapie der Quecksilbervergiftung". Archiv f. experim. Pathologie u. Pharmakologie 107, 43 [1925].

13. Ausführliche Beschreibung der akuten u. chronischen Quecksilbervergiftung: L. Lewin, Lehrbuch der Toxikologie. Bemerkenswert ist, daß auch die chronische Schwefelwasserstoffvergiftung nach Mitteilungen, die mir ein daran bei technischer Tätigkeit erkrankter Fachgenosse machte, ganz ähnliche nervöse Beschwerden auslöst: Kopfschmerz, Schwindel, Gedächtnisverlust und Katarrhe, Reißen. Das Befinden zeigt auch das gleiche Auf und Ab. Dort fehlen aber die Mund- und Verdauungsstörungen.

14. Dieser Kollege gab mir kürzlich eine erschütternde Schilderung der Leiden, die er jahrelang durchgemacht hatte, ehe man die Ursache erkannte.

15. Vgl. hierzu auch: 0. Tammannund 0. Dahl. Z. anorg. u. allgem. Ch. 144,16 [1925].

16. Eine Ausnahme aus neuerer Zeit ist die Mitteilung von A. Blomquist (Ber. d. deutsch. Pharmaz. Ges. 23, 29 (1913]) über eine allgemeine Quecksilberdampf-Vergiftung im Physiologischen Institut der Universität Upsala.

17. Vgl. E. Jentsch, "Faradays Gedächtnisschwäche", Naturwissenschaften 3, 625 und 637 [1915].


Artículo original en Alemán (ver aquí)

Die Gefaehrlichkeit des Quecksilberdampfes, von Alfred Stock (1926)
Zeitschrift fuer angewandte Chemie, 29. Jahrgang, 15. April 1926, Nr. 15, S. 461-466

Traducido al español por Enrique (sinamalgamas@gmail.com)
Abril-Septiembre de 2013, Madrid.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

37ª ronda con ALA

   Pues nada, ya llevo 180 días quelados. Evidentemente el ALA me sigue afectando. En esta ronda he subido otra vez la dosis (ya acabé con los exámenes...). He hecho 9 días, del día 5 al 13, con 50 mg de ALA cada 3 horas. Y ahora, como siempre, viene el parte de síntomas...

   Los dos primeros días estuve bien. El segundo día tuve algo de hormigueo por el cuerpo al despertar. El tercer día un poco de pitidos en los oidos al acostarme y después un poco de molestias en las encías al despertar. El cuarto día bien. El quinto y el sexto más brain fog. El septimo y el octavo mejor. El noveno también bien, pero se me pasó una dosis, así que paré.

   Tras la ronda, el primer día tuve un poco de brain fog. El segundo, el tercer y el cuarto día bien. Y ayer, que fue el quinto día post-ronda, empecé a tener sofocos después de desayunar, y también durante la tarde estaba irritable y con pequeños sofocos. Hoy de momento me encuentro bien.

   En general ha sido una ronda sin percances. Lo peor es que suelo estar más atontado a los pocos días de empezar a quelar y durante los días posteriores, y en algunos momentos se me congestiona un poco la cabeza. De las arritmias no se ha vuelvo a saber. He estado sin tomar melatonina desde la última ronda y mis horarios de sueño han estado locos. Hoy justo he recuperado un horario de sueño normal (me he despertado a las 8 de la mañana). Voy a volver a tomar melatonina a ver si puedo mantenerlo. Probaré a volver de nuevo a 3 mg, como antiguamente, pero esta vez de liberación retardada y de otra marca que no sea Natrol. Espero que no vuelvan las arritmias...

lunes, 9 de septiembre de 2013

Ácidos grasos

   El mercurio inorgánico Hg2+ actúa como catalizador de la oxidación, aumentando la producción de especies reactivas de oxígeno (radicales libres) y con ello la peroxidación de lípidos. Esto daña las membranas de las células, ricas en ácidos grasos, y en algunas circunstancias las lipoproteinas. Para reducir estos daños, hay que tomar grandes cantidades de antioxidantes hidrosolubles (vitamina C) y liposolubles (vitamina E, beta-caroteno...). Para que además, los daños puedan ser reparados, es necesario suministrar al cuerpo una buena cantidad de ácidos grasos.

   Los dos únicos ácidos grasos esenciales para los seres humanos, son el ácido alfa-linolénico ALA (omega-3), y el ácido linoleico LA (omega-6). Estos dos no pueden ser producidos a partir de otros, pero a partir de ellos, con mayor o menor eficiencia, se pueden producir todos los demás, como se muestra en la siguiente imagen de manera esquemática.

Figura 1. Metabolismo de los ácidos grasos omega-6 y omega-3.

   El ácido araquidónico (AA), tiene un efecto proinflamatorio, mientras que el DGLA, el EPA, y el DHA tienen efectos antiinflamatorios. Cutler recomienda tomar aceite de borraja como principal fuente de ácidos grasos omega-6, y aceite de semilla de lino como principal fuente de omega-3. En el siguiente cuadro he resumido algunos datos sobre el contenido de los ácidos grasos más importantes en cada uno de los aceites.

Omega-3 Omega-6 Omega-9
ALA EPA DHA LA GLA Oleico
Aceite de semilla de lino47-55%

14-15%
18-21%
Aceite de borraja


20-38%18-24%16%
Aceite de oliva0,7-1%

9-20%
70-71%
Aceite de pescado 30% (Normal)
18%12%


Aceite de pescado 60% (Farmac.)
40%20%


Aceite de pescado 90% (Omacor)
46%38%



   Contando con los gastos de envío, en un sitio barato, un bote con 120 cápsulas de 1 gramo de aceite de borraja, cuesta unos 16 euros. Alrededor del 50% es omega-6. De modo que cada gramo de omega-6 procedente de aceite de borraja sale a unos 0.26 euros.

   En España se puede comprar 1 litro de aceite de oliva virgen extra en cualquier supermercado por unos 3.5 euros. En USA se considera algo más exótico, y cuesta 3-4 veces más. Para obtener del aceite de oliva la misma cantidad de omega-6 que hay en la borraja, sólo hay que multiplicar por 5 (suponiendo en el aceite de oliva un mínimo del 10% de LA). Esto es, para obtener el omega-6 que hay en 1-4 gramos de aceite de borraja (lo que recomienda Cutler), hacen falta unos 5-20 gramos de aceite de oliva. De este modo, el 100% del omega-6 será ácido linoleico (LA), y cada gramo saldrá a unos 0.03 euros; nueve veces más barato que con la borraja.

   El lado positivo del aceite de borraja es que es mejor reduciendo la inflamación, por su alto contenido de GLA (que se convierte fácilmente en DGLA). Esto es especialmente útil cuando hay artritis reumatoide, problemas cutaneos, etc. El lado positivo del aceite de oliva, es que en España es una fuente de omega-6 más económica, siendo además el omega-9 que contiene un ácido graso saludable. El ácido gamma-linolénico (GLA) del aceite de borraja no es un ácido graso esencial. El cuerpo convierte el ácido linoleico (LA) del aceite de oliva en GLA, por mediación de la enzima delta 6-desaturasa. Sin embargo, esta conversión no es muy eficiente. En caso de que esta enzima no funcione, es necesaria la suplementación de GLA mediante aceites de borraja o de onagra.

   También por razones económicas, en vez de consumir aceite de pescado, Cutler recomienda tomar 15-50 g de aceite de semilla de lino como fuente de omega-3, ya que alrededor del 50% de este aceite es ácido alfa-linolénico (ALA), que puede ser transformado metabólicamente en EPA y DHA, por mediación de las enzimas delta 6-desaturasa, delta 5-desaturasa y delta 4-desaturasa. Esta conversión es escasa para el EPA (< 8%) y muy escasa para el DHA (< 4%). En las mujeres es algo mayor. Una dieta alta en omega-6 reduce aún más la producción de DHA y EPA a partir de ALA.

   Cutler también recomienda 2-6 g de aceite de pescado (del normal) durante las primeras semanas de suplementación, hasta que se haya estabilizado la concentración DHA y EPA en los tejidos, y después continuar sólo con aceite de semilla de lino. El objetivo, en definitiva, es disponer cada día de 0.6-1.8 g de DHA/EPA.

   Los ácidos grasos DHA y EPA inhiben la coagulación de la sangre. Se debe tener precaución cuando se consumen dosis muy elevadas ya que una hemorragia podría ser dificil de detener. El DHA es importante para la formación del tejido nervioso. Se concentra especialmente en el cerebro y la retina.

   La mejor fuente de omega-3 es el aceite de pescado. El normal contiene un 30% de DHA/EPA, los depurados de grado farmacéutico un 60%, y el omacor (lovaza en USA) un 90%. Los mejores son los de grado farmacéutico ya que están tratados para eliminar el mercurio, y el resto de metales pesados y toxinas que acumula el pescado. Aunque el omacor es claramente el mejor, es demasiado caro.

   Un bote con 180 cápsulas de 1 g de aceite de pescado grado farmacéutico, depurado y con 600 mg de DHA/EPA, se puede comprar por unos 32 euros, de modo que cada gramo de omega-3 sale a unos 0.3 euros. No es barato (unos 10 euros al mes), pero comer pescado es aún más caro, y en algunos casos menos saludable.

   Al criterio de cada uno queda tomar aceite de semilla de lino en vez de aceite de pescado. Su lado positivo según Cutler, es su bajo coste. Un litro de aceite de semilla de lino cuesta unos 17 euros. El coste por gramo de DHA/EPA obtenido es como mínimo de 0.3 euros. En este sentido, a mi me parece que no es más barato que el aceite de pescado. Por otro lado, la producción de DHA es muy escasa y puede tender a descompensar la relación entre los distintos ácidos grasos.

   Tomando aceite de pescado en vez de aceite de semilla de lino, la enzima delta 6-desaturasa no tendrá que transformar ALA en DHA y EPA, y habrá mayor disponibilidad para transformar el LA del aceite de oliva en GLA.

   Yo he fijado mi dosis de ácidos grasos en 2 g de aceite de pescado al 60% (1.2 g de DHA/EPA) y 10 g de aceite de oliva (1 g de LA y 7 g de ácido oleico). Así se puede mantener fácilmente un equilibrio entre omega-3 y omega-6.

miércoles, 28 de agosto de 2013

36ª ronda con ALA

   Esta ronda la empecé el día 8 y la acabé el día 16. Como en la anterior, usé 25 mg de ALA cada 3 horas. El primer día me encontré bien. El segundo y el tercero tuve algo de brainfog (no mucho). Y de ahí ya hasta acabar la ronda, me encontré bien. El último día se me pasó una dosis, así que paré, si no, hubiera continuado hasta completar un par de semanas.

   Unas 5 horas tras la ultima dosis, noté un aumento en los pitidos de oidos, y algunas fasciculaciones musculares. Un síntoma extraño fue como si me vibrara una vena del tobillo al paso de la sangre, de manera intermitente. El segundo día tras la ronda tuve sensación de vibración por el cuerpo antes de levantarme. El tercer día me salió una yaga pequeña en la boca. También estuve un poco irritable y con algo de brainfog por la tarde-noche. El cuarto tuve nauseas completamente repentinas (ni que estuviera embarazado). A partir del quinto día de post-ronda (hace una semana), empecé a tener arritmias, lo cual está siendo un auténtico problema. Se han ido haciendo insistentes y molestas. El sexto día tuve un dolor de cuello bastante agudo durante una hora o asi, y estuve irritable.

   Me he medido el ritmo cardiaco varias veces en distintos momentos, y estaba entre 56 y 68 ppm en reposo; así que está más cerca de la bradicardia que de la taquicardia. Pero el problema es que cada cierto tiempo, entre dos latidos normales, me aparece un latido adicional, más fuerte que el resto. A veces es como si me dieran un susto. Durante algunos periodos del día ha sido muy frecuente (cada 1-3 minutos aproximadamente), en otros ha sido menos frecuente, y por momentos ha desaparecido. Pero son ya 7 días con arritmias, y en algunos momentos he notado molestias en el pecho, ligeras, pero suficientes para preocuparme. Así que ya no me parece algo símplemente "curioso". Por lo demás me encuentro bien, no me siento cansado ni me mareo. Las nauseas que tuve al despertarme el día antes de que empezaran las arritmias si que me parecen mosqueantes. Ni siquiera había desayunado y nunca me había pasado algo así.

   Lo primero que hice cuando empezaron las arritmias fue dejar de tomar cafeína. En los días previos había tomado de vez en cuando 100 mg (media pastilla) con el desayuno. También dejé de tomar pregnenolona, aunque dudo mucho que tenga algo que ver. Las arritmias continuaron.

    Buscando otras posibles causas, vi que había bastante gente a la que la melatonina le había causado arritmia. Yo tomé 3 mg de melatonina instantanea durante casi dos años, y no recuerdo haber tenido problemas de arritmia. Sin embargo, como he ido contando en el blog, hace unos meses dejé de tomarla para ver si mi cuerpo mantenía el ciclo de sueño de manera natural. Como seguía igual, y con la anterior melatonina solía despertarme tras 3-4 horas, he estado un mes probando con 8-11 mg de otra marca distinta (instantanea + liberación prolongada). Ahora llevo 3 días sin tomarla. Antes de ayer continuaron las arritmias, ayer fueron especialmente molestas, y ahora parece que continuan.

   Ayer añadí dosis adicionales de CoQ10, magnesio, taurina, y vitamina D3 a mis suplementos. También aumenté la vitamina E, y empecé otra ronda con 25 mg de ALA, por si las arritmias fueran efectos de redistribución, pero se me pasó una dosis esta mañana, y no he llegado ni a 24 horas. He notado que esta mañana no tenía casi arritmias, pero puede ser pura casualidad.

   En definitiva, esta está siendo la ronda de la arritmia. He pedido hora al médico para ir mañana, por si se le ocurre mandarme pruebas. Mientras escribo, ahí siguen...